Algunas sugerencias para hablar de sexo con nuestros hijos y educarles para ser capaces de amar y ser amado
- Como hemos señalado anteriormente, la educación de la sexualidad ha de ser clara, verdadera y completa; gradual y equilibrada.
- Sea honesto, claro y veraz en sus conversaciones y actitudes. De esta manera sus hijos no sólo le respetarán como autoridad a seguir, sino que confiarán en su consejo y conseguirá ser una influencia positiva en las decisiones que tome su hijo sobre sexo, valores y relaciones sanas.
- Iniciar a los hijos en el misterio del origen de la vida y del amor entre hombre y mujer, de manera progresiva y desde muy pequeños, en la justa medida —muy escasa o casi nula en los comienzos— en que demuestren interés por el tema. Vale más adelantarse que llegar tarde (sin olvidar que hoy estas cuestiones "están a su alcance" —televisión, revistas, Internet, amigos…— mucho antes de lo que creemos).
Así les estamos demostrando que no se trata de una cuestión tabú, y que pueden acudir a nosotros para consultar sus legítimas dudas… o contarnos sus fracasos (como consecuencia, jamás deberíamos mostrar asombro o indignación cuando nos hagan partícipes de sus derrotas) (Tomás Melendo).
- No dar mensajes contradictorios para no crear confusión y dificultades en una visión correcta de las relaciones humanas, familiares y sociales.
- Promover una cultura de la vida y del amor basada en la familia y en unos valores éticos y morales, que son la razón de ser de la dignidad y el respeto del ser humano.
- Promover el respeto al derecho a la vida y a la integridad moral y física
- Para ello, los padres debemos buscar tiempo para la educación y el cuidado de nuestros niños, para que se sientan amados y aceptados en la familia. Se necesitan horas de roce, para conocer y madurar con serenidad sobre las necesidades físicas y espirituales de cada uno de los miembros de la familia, para tomar decisiones y llevar la iniciativa ante sus inquietudes, para actuar con eficacia, cariño, dedicación y firmeza en la educación de nuestros hijos.
Lo que los padres no hagamos por ellos, nada ni nadie lo hará. No basta con traer al mundo a los hijos. Es necesario proveerles de todo lo que necesitan para su desarrollo integral como personas.
Para ello, necesitamos no sólo estar con ellos, sino permanecer disponibles las 24 horas del día, ya sea después de la escuela, durante las comidas o los ratos de ocio, para charlar, divertirnos, compartir alegrías y penas, cuidarlos y que me cuiden, ayudarnos, comprendernos… en definitiva: para dar y darse.
Como dice el Doctor Tomás Melendo, para una sana educación es imprescindible "encontrar las ocasiones para jugar y conversar con los hijos, para interesarse realmente por sus cosas, que nunca son para ellos poco importantes, aun cuando a veces esto signifique renunciar a la propia tranquilidad o sacrificar un poco del tiempo que podría dedicarse a la profesión o al descanso".
- Crear un ambiente familiar que favorezca la convivencia, el buen gusto, el trabajo y la educación de las virtudes. Para ello vamos a necesitar unas reglas imprescindibles y que se cumplan siempre (horario fijo de comidas, cenas, hora de levantarse y acostarse), un orden material que favorezca el equilibrio y nos aporte serenidad (cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa) y un ambiente de colaboración que favorezca la responsabilidad de saber que la casa es de todos y a todos, sin excepciones de edad, les corresponde su encargo. Para ello, muchas veces tendremos que ejercer la autoridad, que no es autoritarismo.
- Aprovechar las comidas en familia para fortalecer los lazos familiares.
Es un buen momento para conversar y conocer en profundidad a los hijos
"Para que los adolescentes puedan tomar decisiones sanas necesitan:
- Participar en las actividades de la familia y compartir las responsabilidades familiares.
- Involucrarse en las actividades de la escuela y de su comunidad.
- Tener metas y un plan que les ayude a lograrlas.
- Saber y sentir que son personas importantes para sus padres y para otros adultos en su vida.
- Sentir que su madre o padre, abuelos, maestros y otros adultos que los rodean apoyan sus buenas decisiones.
- Saber la verdad sobre el sexo, el embarazo en la adolescencia, lo que significa ser padre o madre adolescente, y estar informado sobre las enfermedades de transmisión sexual, las drogas y el alcohol.
- Saber por qué y cómo decir "no" (extraído de "¡Padres Hablen Ya!", U.S. Department of Health and Human Services).
- Hablarles de libertad-compromiso-felicidad-reciprocidad del amor (relación de ida y vuelta).
- Importancia del ejemplo de los padres: fortaleza, audacia, unidad de vida, hacer atractivo el amor.
- Ayudarle a asumir nuevos desafíos, desde los que le presenta su "nuevo cuerpo" hasta los que pone su estado de ánimo y la sociedad.
- Hacerles crecer en responsabilidad y autoestima.
- Fomentar las actividades deportivas.
- Fomentar los valores de solidaridad que les obligue a salir de sí y a compartir". Encontrar ambientes sanos y positivos en los que nuestros hijos puedan convivir y apreciar a otros jóvenes alegres, sanos, centrados, generosos, que estudian y trabajan por ellos mismos y por el bien de los demás, y que luchan de modo positivo por la definición de un rol, de una identidad productiva y solidaria".
- Educar el maravilloso valor de la amistad: Abrir las puertas de tu casa a los amigos de tus hijos para estudiar, jugar, hacer fiestas… Hacer hincapié en las relaciones desinteresadas: no vales por lo que tienes sino por lo que eres.
- Incidir en la importancia de la intimidad y el pudor. Hacerles comprender que hay que evitar extravagancias, vulgaridades y exhibiciones de la intimidad que puedan molestar a los demás.
- Volver a poner de moda los buenos modales, la intimidad y el respeto por uno mismo, es una manifestación externa de manera de ser digna y virtuosa. Dar las gracias, ir bien vestido, respetar el turno para hablar, apagar el móvil, guardar la intimidad en el vestir son reflejo de que verdaderamente los demás te importan.
- Saber escuchar, saber dialogar. Poner los medios para que sus hijos adolescentes cuenten con ustedes y no con cualquier persona.
- Desmitificar el sexo: peligros de los grupos de presión pro-sexo. Las mentiras del "sexo seguro".
- Informar adecuadamente de las enfermedades de transmisión sexual.
- Enseñarles a cómo y por qué decir que no. Favorece el respeto de uno mismo y el autocontrol.
-Enseñar que para amar hay que conocerse y tratarse.
- Hacerles comprender la verdad y el significado de la sexualidad: Hombre y mujer son diferentes y complementarios, el nacimiento de los hijos es un regalo lleno de responsabilidad...
- Explicarles la diferencia entre amor y emoción, las relaciones sexuales, la anticoncepción, la teoría de género…
- Prevenir los contenidos televisivos enseñándoles a ver una televisión de calidad y fomentando el espíritu crítico ante la programación. Intentar el uso moderado de la tele.
- Deberemos educar en el buen uso de las nuevas tecnologías, no sólo "para estar en contacto, para hacer nuevos amigos, para buscar información, bajar y escuchar música y, en general, para desarrollar su propia cultura", sino para mejorar las relaciones personales, familiares y sociales.
Los padres tienen la obligación de conocer y saber manejar las nuevas tecnologías. Como dicen por la red, "el problema no es la máquina sino el hombre que la usa". Todo depende del tiempo que se dedique y la capacidad crítica que se ejerza a la hora de saber situarlas en su justo lugar.
- Respetar su libertad: debemos encontrar el equilibrio adecuado entre libertad y disciplina, estando siempre atentos a ayudarle a corregir ideas y decisiones equivocadas. En cambio, lo que nunca debemos hacer es secundarlo en sus errores, fingir que no los vemos o, peor aún, que los compartimos, como si fueran las nuevas fronteras del progreso humano".
- Enseñarles el maravilloso valor de la amistad. Tener las puertas de tu casa siempre abiertas a los amigos de tus hijos. Aunque muchas veces es "heroico", nos ayuda a conocerlos, a escucharlos, a "verlos. Nos da oportunidad de hablar de lo humano y de lo divino.
- Saber tomarse la vida con buen humor, no asustarse nunca ante los comentarios y preguntas de nuestros hijos. Saber mantener a cierta distancia los problemas que se nos presentan, máxime cuando éstos sean de gran calado, nos da la posibilidad de que no nos atrape en sus redes la tristeza, la desesperación, el miedo, e incluso, la depresión.
- Pide consejo y ayuda a alguna persona con criterio.
- Existen cursos de orientación para padres y escuelas de familia, además de páginas de orientación familiar y educación sexual, que nos pueden ayudar en este maravilloso reto de "enseñarles el amor.
El amor no es cosa que se aprenda, ¡y, sin embargo, no hay nada que sea más necesario enseñar!".