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Actividades

Con amor materno

En una homilía sobre la Virgen, San Bernardo decía: “Cuando se levanten los  vientos de las tentaciones, si tropiezas con los escollos de la tentación, mira a la estrella, llama a María. Si te agitan las olas de la soberbia, de la ambición o de la envidia, mira a la estrella, llama a María. Si la ira, la avaricia o la impureza impelen violentamente la nave de tu alma, mira a María.

Alegría y optimismo

Que importante es que caminemos in novitate sensu, con la novedad de encontrar que todo es gracia, que cada día supone un regalo inmenso de Dios a cada uno. Pero hoy, ya no es tan fácil encontrar la alegría; de hecho, se ha vuelto más bien excepcional.  

Un documento antiguo explica: Una persona alegre obra el bien, gusta de las cosas buenas y agrada a Dios. En cambio, el triste siempre obra el mal (PASTOR DE HERMAS, Mand. 10, 1).

¿Cómo dar clases de catecismo?

El personaje central de todo catecismo ha de ser Nuestro Señor Jesucristo, su vida, sus enseñanzas, su amor al Padre, el envío del Espíritu Santo y el don de dejarnos por madre a su Madre. Hay que mantener la memoria activa para que esté en buen estado. Para tener mayor capacidad de memoria hay que sacar a nuestro sistema nervioso de la rutina a través de su ejercitación.

El cuento como medio educativo

Los niños aman el cuento porque en él encuentran la reconstrucción del orden. Ellos viven en un mundo al que perciben desordenado y con falta de armonía, y en el cuento todo se rehace.

La vida está llena de desafíos. Vivir es enfrentarse a continuos retos, y en el relato se suelen dar riesgos, situaciones perturbadoras y sucesos restituidores del orden. El cuento modula las actitudes y los sentimientos para interpretar al mundo y enfrentarlo desde ciertas ópticas.

El verano y la amistad

          Ratzinger decía que “se encontró en una excavación romana en el norte de África una inscripción del siglo II o III, en el mercado argelino de Fimgad, en la que se leían estas palabras: Cazar, bañarse, reír: eso es la vida”, y se acordaba de esto cuando la riada de turistas europeos vienen hacia el Sur “en busca de la vida”, pues piensan –hoy como hace 2000 años- que el tiempo que pasan en los lugares de trabajo es un no vivir, y que vacaciones es “búsqueda de la felicidad”, “deseo