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Padre Miguel Rivilla San Martín

Contestatarios sin credibilidad

No me ofrecen credibilidad alguna todos los contestatarios y disidentes de la Iglesia católica, la jerarquía, el Papa etc..cuando no presentan un convincente aval de SANTIDAD EJEMPLAR Y CONTAGIOSA.

Entre la infalibilidad pontificia, atacada o negada por unos sedicentes "Teólogos católicos", que emplean su verborrea o sus infumables escritos, con alardes indisimulados de INFALIBILIDAD "personal", servidor y la mayor parte del pueblo de Dios, sabemos bien de parte de quien colocarnos.

Contradicción en los términos

Quien sigue con cierta atención en los diversos medios, todo lo referente a la religión, percibe, sin gran esfuerzo, el desconocimiento, ligereza, por no decir ignorancia, con que se procede en la divulgación del contenido de esta realidad.

He aquí cómo un periódico digital, especialista en temas religiosos, se expresa y titula una noticia referente a los sacerdotes homosexuales anglicanos:”Anglicanos aceptarán “matrimonios” de sacerdotes homosexuales si.... permanecen célibes”.

Contrapunto al carnaval

Para muchos, incluso bautizados, todo el año es carnaval. La eclosión de la carne no conoce fronteras en el mundo actual. La exaltación del sexo por el sexo es el pan de cada día. Han caído todos los tabúes y todas las barrenas.

Son ya pocos los que saben lo que es pudor, pureza, castidad, virginidad.

La revolución sexual es un hecho y una realidad planetaria. Hoy, para una mayoría, progreso es sinónimo de libertinaje.

Conversión

Mucho hablar de solidaridad y bien común y los comportamientos son cada vez más egoístas y provincianos. En España hemos desplazado a Dios de las leyes, de la vida social y hasta, en muchos casos ,de la vida familiar y personal. Ahora comprobamos con desilusión que no hay Dios que nos ponga de acuerdo en casi nada. La vida actual, en muchos aspectos del ámbito político, social, económico, se está convirtiendo en otra Babel, donde cada uno va a lo suyo, sin entenderse con los demás .Apenas hay quien busca el bien general y la unidad. Tantas cabezas, tantos pareceres.

Corona Real

La corona que ha portado la reina Isabel II en la ceremonia de apertura del Parlamento británico,-por encima del protocolo y pompa de la monarquía,- parece algo obsoleto y “demodé”.

Hace lustros, el vicario de Cristo en la tierra, S.S el Papa, que portaba la tiara, ( tres coronas ) en las grandes solemnidades, supo prescindir de esta señal de poder y boato, con aprobación generalizada.

El hecho de que la reina tenga que cargar con la pesada corona, cuajada de

Corpus Christi

Se aproxima el día del Corpus. Con este motivo hay que recordar que el pan , por la consagración eucarística ,se convierte en el Cuerpo de Cristo. San Pablo lo reconoce, al decir que : “el que comulga indignamente, se hace reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor” 1ª Cor.11,27. “Tomó Jesús pan y , pronunciada la bendición ,lo partió y dándoselo a sus discípulos ,dijo :Esto es mi Cuerpo” .

Creo en la Iglesia que es apostólica

1-INTRODUCCIÒN.

Estamos confesando y profesando nuestra fe, siempre que al rezar el Credo decimos:"Creo en la Iglesia que es una, ...y apostólica". Con ello expresamos que la Iglesia se remonta en su origen hasta los Apóstoles y que en ella se ha conservado y conserva la enseñanza íntegra de los Apóstoles, la cual, a su vez, nos ha llegado intacta hasta nosotros por sus sucesores los obispos en unión y comunión con el Papa Vicario de Cristo y sucesor del apóstol Pedro en Roma.

Crisis de obediencia

Desde siempre el ser humano  lleva grabados los genes de la rebeldía y desobediencia. El primer libro de la Biblia nos muestra el plante de Adán y Eva frente al Creador, con sus secuelas generacionales. Ha sido, pues,  una constante histórica :”A mayor libertad, mayor rebeldía”.

 

Crisis de fe

Resulta algo obvio afirmar que en el aspecto religioso, estamos atravesando, a casi todos los niveles,- (personal, familiar, social, eclesial, y global)- una dura, profunda y generalizada crisis de fe, que amenaza, cual riada o maremoto incontenibles, anegarnos a todos, arrastrando cuanto habíamos construido hasta el presente.