La conversión del capo de la mafia siciliana, Pietro Aglieri, que cumple condena, juzgado y recluido en prisión por la justicia italiana, es una noticia llamativa para los medios y consoladora para una persona creyente y cristiana.
Recordamos las palabras del Evangelio:"Habrá más alegría en el cielo por un pecador que se convierta que por 99 justos que no necesitan conversión".Los caminos de Dios misericordioso son inescrutables. A veces Dios permite que el ser humano toque fondo en su perversión y maldad para darle la oportunidad de volverse a El.
Buena señal de auténtica conversión parece ser el deseo sincero de reparar el mal causado y no implicar a los demás en sus responsabilidades personales. El contacto con dos sacerdotes ha sido el medio providencial para lograr el arrepentimiento y tras la confesión, el perdón de Dios.
La justicia humana seguirá su curso y en nada interferirá en esta actitud personal del mafioso. Dios le salió al encuentro. Buscó su oveja perdida. Bajó a los albañales del crimen y la cargó gozoso sobre sus hombros.