Padre Alejandro Cortés González-Báez
Está claro que los famosos “talk shows” no son más que espectáculos semejantes a lo que tendríamos metiendo un ratón en una jaula donde hubiera perros, gatos y aves de rapiña, todos ellos hambrientos. Está claro que, los únicos que salen ganando en ese tipo de programas son los patrocinadores, pues es frecuente que los participantes salgan muy mal parados en esas ensaladas de bofetadas.
Errores y fracasos no son lo mismo, aunque muy frecuentemente van de la mano. Todos nos equivocamos a diario en asuntos de poca o mucha monta y, sin embargo, esto no tiene que suponer necesariamente nuestra ruina. Tenemos que aprender a presupuestar los fracasos en nuestras vidas y ello nos ayudará a no caer demasiado bajo, es más, nos ayudará a madurar.
Siempre corremos el peligro de crearnos nuestro propio, y muy personal, ecosistema –en el que reservándonos el derecho de admisión– invitamos vivir en él solamente a quienes nos resultan agradables por tener actualizada su credencial del club de nuestros admiradores.
De acuerdo a la forma de pensar de algunos seguidores de la diosa moda, no me extrañaría que algunos esperen escuchar desde el ambón en la Misa dominical: “Lectura del Santo Evangelio según NationalGeographic”.
En 1996 John Wilks, farmacéutico australiano, afirmó que la mayoría de los anticonceptivos usados de forma continua se asociaban a diversas enfermedades, desde trombosis hasta cáncer. Sobre los resultados obtenidos por sus estudios se puso al alcance del público en general una guía que sintetiza los hallazgos de las píldoras y otros anticonceptivos bajo el nombre de “A consumer´s guide to the pill and other drugs. TGB Books North Melbourne, 1996” .
Educar, hoy por hoy, está en chino. No son ni uno, ni dos, los casos que me he encontrado en los que unos excelentes padres de familia se lamentan por que sus hijos están muy lejos de ser lo que ellos pretendían, después de haberse desgastado en la atención de ellos se los ganó ese ambiente tan lleno de vacío.
En uno de sus libros, S. Pinckaers nos habla de un asunto que me resulta especialmente atractivo: la libertad, y en concreto de un tipo de libertad que tiene nombre y apellido: Libertad de calidad. Desafortunadamente, estos temas suelen ser tratados paciflorinamente por algunos autores, y este es el motivo de que no sean leídos por el gran público.
A lo largo de nuestras vidas vamos ocupándonos de diferentes áreas. De recién nacidos lo más importante era dormir, pues como teníamos un cerebro sin estrenar y ante nuestros sentidos se agolpaban miles de datos cada día de todos los sabores, colores, tonalidades y tamaños, necesitábamos poner en orden todo ello, ya que de no hacerlo así nos habríamos vuelto locos.