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A medio camino

A medio camino

 

Han acabado con gran participación popular, todos los actos, tanto religiosos como profanos, celebrados en nuestro municipio de Alcorcón, en honor de la patrona, Ntra. Señora la Virgen de los Remedios. Tanto las autoridades –el Ayuntamiento en pleno- como el público, en general, se han volcado para hacer más gratas, festivas y participativas, dichas celebraciones.

En el aspecto religioso se han alcanzado cotas de participación masiva, muy superiores a las de años pasados, según ha sido reconocido unánimemente.

Mandamientos: ¿prohibiciones o caminos para crecer en el amor?

Existe un peligro a la hora de pensar en los mandamientos de la Ley de Dios y en los mandamientos de la Iglesia: verlos como una obligación, como una carga, como una ley más o menos pesada.

Cuando pensamos así es fácil que se suscite en uno la pregunta: ¿hasta dónde puedo llegar sin “faltar” a la norma? ¿Hasta qué punto me estaría permitido un acto que llega al límite de la transgresión, pero que todavía estaría dentro de la regla?

El Camino vino a nuestro encuentro

Perdidos. Quizá en un bosque, en los campos, o entre las calles de una gran ciudad. Perdidos. En medio de los ruidos, la música, las fiestas y la gente. Perdidos.

Una luz brilla en el horizonte, o encima del humo. Algo, alguien nos dice que la vida es algo más que inquietudes, placeres y fracasos. Algo, alguien, nos susurra que no nacimos para rellenar papeles, teclear ante una pantalla o ajustar clavos.

El camino del grano de trigo

Pasa más a menudo de lo que imaginamos. Un corazón busca a Dios, quiere servir a sus hermanos, estudia el Catecismo, lee escritos de grandes santos. Dedica tiempo a la oración, va a misa los domingos y varios días entre semana, empieza a rezar el rosario o a hacer otras oraciones de la espiritualidad cristiana. A pesar de todo, está inquieto. Como si su esfuerzo espiritual no valiese nada; como si estuviese ante un muro de silencios que le deja confundido, perplejo, lleno de zozobras.

Un alto en el camino

En estos días leí que cuando un hombre se atreve a decir que habla con Dios lo llaman santurrón, y cuando dice que es Dios quien le habla, lo llaman loco. Pues gracias a Dios en este mundo todavía quedan muchos locos y santurrones. Pienso que en esta Semana Santa vale la pena hacer un alto en el camino, en busca de ese Dios que cometió la locura de venir a vivir entre nosotros para pagar la deuda que nos correspondía muriendo en una cruz.

Carta a quien busca un camino verdadero

Me da mucho gusto poder hablar largo y tendido contigo sobre la verdad. Creo que el tema nos interesa a los dos. Las respuestas a las preguntas que vamos haciendo no son algo trivial ni irrelevante: según se responda habrá que tomar distintos comportamientos en la vida.

Te escribo con mucha confianza, y, sobre todo, con amor: amor de amigo, porque queremos encontrar la verdad y ayudar a los demás a encontrarla.

Adviento: camino y pórtico

El Adviento es como un camino. Inicia en un momento del año, avanza por etapas progresivas, se dirige a una meta.

Llega la invitación a ponernos en marcha. ¿Quién invita? ¿Desde dónde iniciamos a caminar? ¿Hacia qué meta hemos de dirigir nuestros pasos?

La invitación llega desde muy lejos. La historia humana comenzó a partir de un acto de amor divino: “Hagamos al hombre”. El amor daba inicio a la vida.

Verdadero camino de libertad

 

No son muchas las personas creyentes e incluso practicantes, que enfocan correctamente los mandamientos de la Ley de Dios. Una gran mayoría sólo ven en ellos –quizá fruto de una desacertada educación o catequesis -prohibiciones, vetos, exclusiones, preceptos negativos, obstáculos a su libertad etc.. De aquí suele brotar, frecuentemente, una conciencia transgresora, culpabilizadora, achatada y sin apenas horizontes. Nada más incorrecto.

Abandono en Dios en las pruebas. Dios nos las pone para nuestro bien

Llega el momento de la prueba, de la noche oscura. Dios podría ahorrarnos todas esas pruebas, pero son necesarias para convencernos de nuestra radical impotencia para hacer el bien por nosotros mismos. Santa Teresa de Lisieux decía que la cosa más grande que el Señor había hecho en su alma era “haberle mostrado su pequeñez y su ineptitud”. Vicente de Paúl decía: “El bien que Dios hace lo hace por él mismo, casi sin que nos demos cuenta”.

Los caminos de Dios

Cuando las vocaciones escasean, he aquí, que la llamada de Dios, se hace sentir donde menos se piensa.

Sí. Los caminos de Dios son irrastreables. He aquí un curioso y llamativo fenómeno, que no deja de sorprender. Cuando en la Iglesia católica en general y en la española en particular, las vocaciones, tanto al sacerdocio como a la vida religiosa escasean y no están pasando buen momento, he aquí, que la llamada de Dios, se hace sentir donde menos se piensa.