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compromiso

Amar es saber decir no

AMAR,  ES SABER DECIR NO

Octavio Paz  dice que “la castidad cumple la misma función en Oriente que en Occidente: es una prueba, un ejercicio que nos fortifica espiritualmente y nos permite dar el gran salto de la naturaleza humana a la sobrenatural”[1][1].

 

Con el alma clara, limpia, se entiende más la grandeza del amor. A veces los jóvenes dicen que no se pueden controlar. Hay que decirles: “Si lo (la) quieres, no se hagan daño mutuamente”.

 

—Fulanita, dame una prueba de amor-, dijo un joven.

Sí al amor; no a los amoríos

Sí al amor; no a los amoríos

Miguel de Cervantes decía:

“es de vidrio la mujer,

pero no se ha de probar

si se puede o no quebrar,

      porque todo podría ser”

—Fulanita, dame una prueba de amor-, dijo un joven.

— Si te casas conmigo no te doy una prueba, sino muchas. Si me amas, sabrás esperar a que estemos preparados para casarnos.

— Es que quiero saber si nos acoplamos, responde el joven.

Perdí mi virginidad

"Perdí mi virginidad"

 

Mi historia es dolorosa de compartir, pero quiero que conozcas lo que me ocurrió para que no vayas a ser lastimada como yo. Tenía 23 años y siempre había planeado ser virgen al casarme. Soñaba con andar por la nave de la Iglesia con un vestido blanco, signo de mi pureza y del regalo que daría a mi esposo. Esto era muy importante para mí y me ayudó a permanecer fuerte por mucho tiempo. Ojalá que hubiera perseverado, pero no fue así.

 

Se lo dije a mis padres...

 

Nosotros no necesitamos un papel…

Hace mucho que no escuchaba o leía esta frase. Tal vez  porque ya no leo las noticias de los y las artistas, ni sus revistas, ni oigo o veo los programas que se dedican a sus tan interesantes vidas. Pero, en fin, ahora la volví a leer. La frase, por supuesto, era de una artista que así justificaba, en un tono de superioridad,  el que no se iba a casar, sino que viviría en la llamada “unión libre”. Y, la verdad, me puso a pensar.

¿Vio Usted el Informe Presidencial?

Cuando hablamos de valores sociales, algunos destacan, ya que son valores que “hacen” sociedad, que logran que sea posible el funcionamiento de las sociedades. Entre otros, están los valores de participación, compromiso, solidaridad; esos son los que permiten que una sociedad funcione. Si la audiencia del pasado Informe Presidencial fuera un examen sobre estos valores, sin duda la mayoría de nosotros reprobaríamos.

Amores verdes

-Oiga Padre: ¿Desde qué edad se puede tener novio?

-Pues; desde los 8 años.

-¿Y es pecado darse un beso?

-Mira. Te voy a contestar con una fórmula de Teología Moral que te dejará muy claro si es pecado o no: “Pos, a según”. ¿Verdad que te quedó claro?

Amores equivocados

¡Cuántos corazones heridos de amor errado! ¡Cuántos ayes en el escandaloso silencio de almas desgarradas forman la sinfonía de los tropiezos sentimentales! ¿Casualidad?, ¿destino?, ¿voluntad divina, o capricho humano?, ¿vanidad, inexperiencia, maldad… o simple fragilidad? ¿Por qué a veces sólo aparece ante nuestros ojos la disyuntiva entre sufrir, o sufrir más?

Compromisos juveniles

En el no abundante léxico usado en el mundo juvenil y relaciones, hay un vocablo casi desterrado de su argot  y que parece les infunde miedo. Es la palabra compromiso, por lo que éste encierra de estabilidad,  fijeza y continuidad.

El amor se hace compromiso

Todos hemos oído alguna vez estos versos del poeta español del Siglo de Oro:

“Qué tengo yo que mi amistad procuras.
Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de nieve
pasas las noches del invierno obscuras.
¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí!”.