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Padre Fernando Pascual L.C.

Satisfacciones inmediatas

Satisfacciones inmediatas

Quiero beber: voy a la nevera y tomo un refresco. Quiero comer: voy a la cocina y preparo un bocadillo. Quiero descansar: voy a la cama y me acuesto. Quiero caminar: salgo de casa y observo coches, árboles y jilgueros. Quiero ver una película: tomo unas monedas y voy al cine de la esquina.

Mil deseos pueden encontrar una satisfacción inmediata. Luego, cuando ya estamos “satisfechos”, pasamos a otra cosa, a otro gusto, a otro proyecto o a un descanso más profundo, el del sueño.

Romper las cadenas del pecado

El pecado narcotiza. No resulta fácil luchar contra la tentación. Resulta muy fácil abrir, poco a poco, la puerta al pecado, pactar con el mal, rendirse a lo que pide la carne, el demonio, el mundo.

Pecados de egoísmo y de pereza, pecados de avaricia y de lujuria, pecados de deslealtad y de injusticia. El corazón tiene tantas grietas, tantas debilidades, tantos deseos innobles.

Ríos, vientos y encinas

Hay autores que comparan la vida con los ríos. Para otros la vida se puede comparar con el viento. El río da la sensación de permanencia: el agua siempre corre por el mismo cauce. El viento es algo tan indeterminado que no sabemos cuándo iniciará y de dónde y hacia dónde se moverá.

Tu mayor alegría: perdonar

¿Tu mayor alegría consiste en levantar al caído, curar al enfermo, limpiar al pecador, salvar al perdido. Por eso viniste al mundo: porque había tinieblas, porque dominaba el pecado, porque crecía la muerte. Buscaste a la oveja perdida, limpiaste el corazón herido, esperaste al hombre endurecido por la culpa, derramaste sobre él tu óleo de misericordia. Por eso sigues tras mis huellas, cuando camino por valles de muerte, cuando busco “vivir mi vida”, cuando dejo el amor para entrar en las tortuosidades del pecado egoísta y ciego. No me has dejado nunca, porque me amas demasiado.

¿contrarreforma o reforma?

En muchos libros de historia e incluso entre católicos se suele hablar del Concilio de Trento como si hubiera sido la “contrarreforma” que la Iglesia preparó para frenar y contener la “reforma” protestante.

Existen, sin embargo, motivos importantes para no hablar de “contrarreforma” católica, sino de “reforma” católica, al referirnos al Concilio de Trento. Intentemos presentarlos ahora de un modo breve.

Tras mis huellas

Es respetuoso. No grita, no incomoda, no obstaculiza mis opciones. A veces espera, a un lado, como si fuese indiferente a mi indiferencia, a mis traiciones, a mi egoísmo. Otras veces se adelanta, me manda un mensaje que no leo, que no observo, que no entiendo.

Aquí sigue, sin cansarse. Sabe que lo necesito, sabe que no puedo vivir sin él, aunque muchas veces actúe como si todo dependiese de mí, como si mi pequeñez y mi barro fuese grandeza de poder y de aplausos vanos.

Tres lecturas de mi vida

Vamos a leer y buscar una explicación de nuestra vida. Hay muchos modos de hacerlo, y queremos ahora presentar tres posibles métodos de lectura.

Primera lectura: ver la propia vida como el resultado de lo que otros han decidido, han obrado sobre mí (a nivel físico, a nivel espiritual). O como resultado de la casualidad, del destino, de terremotos, virus y accidentes que se sucedieron de modo imprevisto, necesario, casi trágico.