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Somos Testigos

SOMOS TESTIGOS DE LA RESURRECCION.
ÉL ESTA AQUI.  ESTA PRESENTE,
ES VIDA Y ES VERDAD.
SOMOS TESTIGOS DE LA RESURRECCION.
ÉL ESTA AQUI.  ESTA PRESENTE,
SU ESPíRITU NOS MUEVE PARA AMAR.
 
Tú nos reúnes, Señor,
en torno al cáliz y al pan.
Y nos invitas a ser
la luz del mundo y la sal.

Ser tu hijo

Ser tu hijo, de verdad,
sólo pido serlo, nada más;
ser tu hijo, lo demás da igual.
 
Ni el mejor, ni el peor,
ni el primero, ni último,
ni especial.
 
En la vida, en la muerte,
en la guerra, en la paz,
en la eternidad,
 
en la pena, en el gozo,

¡Santo, súbito!

Desde el “no tengan miedo” del primer día de su pontificado al “Duc in altum” con el que quiso introducir a la Iglesia en la travesía del tercer milenio de la era cristiana, hasta el “Déjenme ir a la casa del Padre”, el dos de abril de 2005, pasaron casi 27 intensos años de pontificado.

Sobre los ángeles

Cuando, siendo de corta edad, nos enseñan aquella oración del Ángel de la Guarda («dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día»… «cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos guardan mi alma») a lo mejor, con el tiempo, lo achacamos a cosas de niños y, en realidad, quitamos importancia a lo que, en realidad, es de mucha importancia.

Sin embargo, sabemos que Dios nos ama y que, por eso nada mejor que confiar a alguien que nos pueda guiar, cuando haga falta, en este paso por nuestro valle de lágrimas.