Europa y el Papa. Unas elites peligrosas.
En este nuestro Viejo Continente, existen dos grupos de personas que se están convirtiendo a marchas crecientes en un peligro auténtico para la libertad de expresión.
En este nuestro Viejo Continente, existen dos grupos de personas que se están convirtiendo a marchas crecientes en un peligro auténtico para la libertad de expresión.
La ecología ha sido un tema abordado con insistencia por el Magisterio reciente de la Iglesia y la última encíclica social de Benedicto XVI no podía ser la excepción. La ecología en efecto hace referencia a los comportamientos humanos y su repercusión en la sociedad y en el medio ambiente, una exposición de la doctrina social de la Iglesia que la ignorara sería, por fuerza, incompleta.
1. Dios quiere que vivamos en paz. La paz es posible también entre nosotros. La queremos ya ahora. Una paz hecha entre todos y para todos. No queremos que nadie la impida o la retrase. Nosotros nos comprometemos a trabajar por la paz en la verdad, en la justicia y en el amor.
¡Señor, que donde haya injusticia, nosotros pongamos paz!
Enséñame, Señor a decir: ¡Gracias!
Gracias en distintos idiomas,
gracias a las distintas personas
pero, sobre todo, Señor,
gracias porque... ¡existes!
Gracias por tu Eucaristía,
En su tercer capítulo, la carta encíclica “Caritas in veritate” se detiene más detenidamente en la noción de “gratuidad” como aspecto clave para replantear la vida del hombre y más concretamente su actividad económica. Si bien la “gratuidad” tiene hondas raíces dogmáticas (baste pensar en el contenido de la palabra “gracia” en la tradición cristiana), también goza de una dimensión claramente antropológica, anclada en la naturaleza humana que rebasa las fronteras de la fe, para convertirse en una noción de carácter interreligioso e intercultural.
Enséñame, Oh María Auxiliadora,
a ser dulce y bueno en todos los
acontecimientos de mi vida; en los
desengaños, en el descuido de otros,
en la falta de sinceridad de aquellos
en quienes creí, en la deslealtad de
aquellos en quienes confié.
Ayúdame a olvidarme de mí mismo para
pensar en la felicidad de otros;
a ocultar mis pequeños sufrimientos
de tal modo que sea yo el único
que los padezca.
Señor, enséñame a envejecer.
Convénceme de que no son injustos conmigo
los que me quitan responsabilidad, los que no me piden mi opinión, los
que llaman a otro para que ocupe mi puesto.
Quítame el orgullo de mi
experiencia pasada; quítame el sentimiento de creerme indispensable, que
en este gradual despego de las cosas yo sólo vea la ley del tiempo, y
considere este relevo en los trabajos como manifestación interesante de
la vida, que se releva bajo el impulso de tu providencia.
Desde que Malthus publicó su teoría en el siglo XVIII, el temor de que haya tantas personas en el mundo que falte espacio y comida para todos, con las consecuencias que ello acarrearía, ha sido causa de muchas políticas encaminadas a evitar que nazcan muchos niños.
La iglesia episcopaliana (anglicana) de los Estados Unidos, en el marco de la 76ª Convención General, celebrada en Anaheim (California, 8-17 de julio 2009), decidió ordenar como clérigos y obispos a hombres y mujeres abiertamente homosexuales y celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo. La decisión profundizó la crisis interna de la llamada Comunión Anglicana, que había comenzado en los Estados Unidos con la ordenación episcopal de Gene Robinson, quien convive públicamente con un partner de su mismo sexo.
Señor, ayúdame a ser valiente,
enséñame a decir la verdad delante
de los fuertes y a no decir mentiras
para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la felicidad.