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Derechos humanos: ¿utopía o realidad?

Derechos humanos: ¿utopía o realidad?

La Declaración Universal de los Derechos Humanos llega en este año 2008 a su 60 aniversario.

Ello nos invita a iniciar un profundo examen de conciencia. ¿Qué ha sido llevado a cabo de cuanto, con tan buena voluntad, fue aprobado el 10 de diciembre de 1948? ¿Ha quedado en utopía un esfuerzo por promover la justicia universal? ¿O podemos decir que los derechos humanos han modificado positivamente el modo de vivir de los pueblos y de las personas?

Diálogo y ley moral natural

Parece que hablar es tan fácil como abrir la boca, decir palabras, escuchar sonidos. Detrás de cada uno de esos actos, sin embargo, se esconden presupuestos profundos, sin los cuales es imposible el diálogo.

Una tradición milenaria de reflexión filosófica ha encontrado tales presupuestos en la “ley moral natural” (o, más sencillamente, “ley natural”). ¿De qué se trata? De reconocer que existe un sustrato común de normas y principios que vinculan a los seres humanos.

Dos raíces del laicismo

Delimitemos qué entendemos aquí por laicismo. Se trata de una ideología que busca marginar y excluir lo religioso de la esfera pública, especialmente (aunque no sólo) de las instituciones y de centros dirigidos por el estado o las administraciones locales (escuelas, hospitales, cárceles, etc.).

¿De dónde nace el laicismo? Entre sus muchos orígenes, podemos subrayar dos. El primero consiste en un modo de ver a las religiones como fuente de conflictos y males en la vida social.

Domingo, día del Señor y día de la familia

Parece mentira, pero a pesar de tanto “tiempo libre” no tenemos casi tiempo para nada. Aumentan las necesidades, los planes, los compromisos, y cuando queremos tener un rato para el descanso en familia, resulta que no nos queda tiempo...

Debemos sentarnos, de vez en cuando, para reflexionar sobre lo que sea realmente importante en nuestras vidas. Entonces descubriremos, entre otras cosas, que resulta urgente rescatar el sentido del domingo, de un día dedicado a los demás, a nosotros mismos, a Dios.

Dos jilgueros y un nido

Dos jilgueros se dedican a construir, desde hace varios días, su nido. Vienen y van con pequeñas ramas y otros materiales para prepararlo con el confort que desean ofrecer a sus hijos. Pronto llegará el momento de la espera: pondrán los huevos y aguardarán a que nazcan, si nadie lo impide, esas crías que serán, en unas semanas, nuevos jilgueros, alegres pájaros entre los árboles de un parque de ciudad o de un bosque en medio de los campos.

Dios, un Padre vulnerable

Dios, un Padre vulnerable

"No se es padre impunemente. Dios ama, y el amor ha hecho a Dios vulnerable". Quizá estas frases podrían ser el testamento de José María Cabodevilla, sacerdote y escritor español que voló el 17 de febrero de 2003 hacia el Dios que tanto amaba. Están tomadas de un libro que escribió en 1999, "El padre del hijo pródigo".

"No se es padre impunemente". ¿No podemos resumir así la historia de la relación entre Dios y el hombre?

Dios y los mensajes “spam”

Los “spam” son mensajes no deseados, mensajes que llegan sin que nadie lo espere y sin que muchos lo quieran.

Lo que quiere cada usuario de internet es gestionar el correo electrónico a su gusto, sin invasiones de anuncios, mensajes extraños, pornografía, avisos falsos de virus que no existen, etc. En el fondo, cada internauta desea lo que queremos todos: llevar en la computadora una vida normal, en la que se eviten interferencias indeseadas o molestas.

Dichoso el hombre que da”

Dichoso el hombre que da”

A veces creemos que la felicidad está en el tener. Queremos tener más cosas, más aventuras, más tiempo libre, más trabajo, más fiestas, más seguridades...

Pero nada nos llena plenamente. El coche comprado con tanto esfuerzo después de un año nos causa un sinfín de problemas. La casa nueva ya empieza a mostrar signos de cansancio. La fiesta iniciada entre bailes y cervezas termina con un fuerte dolor de cabeza.

Desde el pozo, hacia el cielo

No ocurre sólo en las películas. Unos soldados cansados, un capitán extenuado, tristeza, rabia y desesperanza... De repente, una música, un chiste, un discurso inspirado, y todos recobran energías: vuelve cada uno a su puesto de batalla, con la ilusión de hacer su parte, de cumplir su misión...

No ocurre sólo en las películas. También en la vida real muchos de nosotros hemos vivido situaciones parecidas.