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Carta del Prelado del Opus Dei (enero 2010)

Durante los días pasados, la Iglesia nos ha invitado a recorrer una y otra vez el camino de Belén, para adorar y dar gracias a Jesucristo. Todo ha girado en torno a Él, en esta primera semana del tiempo de Navidad. Los demás personajes de la escena —la Virgen y San José, en primer lugar—, quedaban en un segundo plano, porque el Protagonista principal es Nuestro Señor, el Hijo eterno del Padre —Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero—, que se ha hecho verdadero hombre por nosotros y por nuestra salvación.

La conversión de Stalin y unos cuantos más

Todo parecería indicarnos que la fe ya es cosa del pasado, una “superstición” superada. Nos invaden con películas y propaganda anticristiana –por no hablar propiamente de la persecución real contra los cristianos que mueren a diario a causa de su fe–, y además estigmatizan a los que creen: es decir, no es que haya precisamente un ambiente que propicie las conversiones. Y al catolicismo menos.

El Código de Nuremberg

El pasado 25 de noviembre se clausuró la reunión del Consejo Internacional de Bioética de la UNESCO. En ese marco, la Secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, advirtió que los derechos y libertades de las personas están en riesgo frente al acelerado crecimiento científico que no tiene un control ético. Y ésta es la gran cuestión: ¿son incompatibles el progreso científico y la ética?

Contra la cruz

Al principio de su extraordinaria novela La esfera y la cruz, el escritor inglés Gilbert K. Chesterton pone al profesor Lucifer y al monje Miguel en una nave que sobrevuela Londres.  

Lucifer —el inventor de la nave— va despotricando contra la religión cuando está a punto de chocar contra la cúpula de la catedral de San Pablo, una esfera en cuya cima se ha implantado una cruz.