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El artífice de la Santidad

Al terminar su vida terrena, Jesucristo prometió enviarnos al Espíritu consolador, que es quien ha de llevarnos a la verdad completa. El conocimiento y, en general, el conjunto de las relaciones con Cristo, es obra del Espíritu Santo, pues Él es el guía y el artífice de la santidad, el que ilumina el corazón del hombre, el que le fortalece en su debilidad, el que hace que su apostolado sea fecundo y sus frutos permanezcan. La Iglesia resalta la acción del Espíritu Santo invocándolo como padre de los pobres, dador de dones, luz de los corazones.