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La Virgen María

1854-2004, 150 años de la proclamación de la Inmaculada Concepción

“¿Quién es esta, que se levanta como la aurora, que es hermosa como la luna, y resplandece como el sol?”, proclama la Iglesia. La tierra y el cielo, la Iglesia entera, celebra gran fiesta, y nosotros también. Esta fiesta se extendió desde Oriente donde comenzó, por muchos sitios desde el siglo VII, y desde el siglo XIII ya se vivió como fiesta por todo el pueblo cristiano.

Ante el pluralismo religioso

Al constatar la existencia de tantas religiones, al percibir cómo se dan creencias tan distintas entre los seres humanos, surgen diversas preguntas.

Una de ellas se refiere a la verdad. ¿Existen verdades alcanzables por los hombres y mujeres de nuestro planeta por lo que se refiere a la religión? ¿Es posible establecer cuál es la religión verdadera, o al menos cuál sea la “más” verdadera, o la “menos” falsa? ¿Pueden los poderes públicos tomar alguna posición concreta en estos temas?

Hablar con la Madre, hablar con María

Es hermoso poder tener un momento, en la tarde, con la madre. Poder recordar los días de la infancia, los juegos y las enfermedades, los viajes y los días de lavar la ropa, los desórdenes de la cocina y las peleas de las hormigas en la panera. Poder recordar esos ratos junto al lecho, cuando la sangre salía por la boca, cuando la fiebre subía por la tarde, cuando no había manera de probar un bocado de comida hecha a base de cariño y de paciencia.

Al empezar el mes de Mayo. La Virgen María, modelo de amor

1) Para pensar

Al empezar el mes de mayo, el Papa Benedicto XVI continuó una costumbre muy arraigada en la Iglesia que es la de ir a rezar el Rosario a un Santuario de la Virgen para manifestarle nuestro amor. En esta ocasión fue a una iglesia cerca de Roma dedicada a la Virgen del Amor Divino. A este respecto viene el siguiente relato que nos habla de la importancia del amor.

El Angel y el pastor

 PASTOR:                   ¿A dónde vas angelito, angelito;

                               corriendo, tan contento,

                               tan aprisa, tan feliz?

Señora doña María

Señora Doña María
yo vengo de allá muy lejos
y a su niñito le traigo
un parcito de conejos

Zapallos le traigo papas araucanas
harina tostada pa´ la pobre Ana.
Recaudos le manda mi taita y mi mama, la oña Josefa y la tía Juana.

En el portal de Belén
hay estrellas, sol y luna
La Virgen y San José
y el Niño Dios en la cuna.

A Cucho lo ‘ejé arando
regándome los melones
allá vendrá galopiando
con un pavo a los corriones.

Virgen María

Virgen María, acércate a mí
te lo suplico , escucha mi voz
y si yo olvido tu amor y mi fe,
Virgen María, ayúdame.

Virgen María, hoy vuelvo a ti
y arrepentido me postro a tus pies.
Todo me diste y yo te olvidé,
hoy mi cariño te traigo otra vez.

María, mírame

María,  mírame;
María,  mírame,
si tú me miras,
Él también me mirará.
Madre mía, mírame
de la mano llévame
muy cerca de Él,
que ahí me quiero quedar.

María, cúbreme con tu manto
que tengo miedo, no sé rezar;
que por tus ojos misericordiosos
tendré la fuerza, tendré la paz.

María,  mírame...

Madre, consuélame de mis penas,
es que no quiero ofenderte más;
que por tus ojos misericordiosos
quiero ir al cielo y verlos ya.