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La Virgen María

María ...

Agosto es un mes cargado de festividades marianas, muchas advocaciones que se celebran alrededor del 15, día que a mitad de mes es fiesta mayor de muchos pueblos… es un mes imbuido de ese ambiente, como “al baño María”. Ella es la más santa, la más perfecta, la venerada: “Desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada” (Lc 1, 48), dice María.

María Inmaculada, obra maestra de Dios

“Yo soy la Inmaculada concepción”, fueron las palabras que la Virgen dijo en Lourdes (el pasado 11 de febrero celebramos esta fiesta), a la pequeña Bernadette cuatro años después de la proclamación del dogma. Este año dedicado a proclamar el recuerdo de esta fiesta, pensamos que la creación entera se queda boquiabierta, ante el misterio de la Inmaculada concepción de la Virgen María. Con la liturgia, proclama: Hoy ha nacido una flor en el jardín del mundo, la más hermosa, una rosa mística. Hoy ha nacido una estrella en el cielo, la más resplandeciente, la estrella de la mañana.

Maria, la estrella del año nuevo

Maria, la estrella del año nuevo

Empieza el año con la solemnidad de la Maternidad de la Virgen María.

"Qué cielo mas azul aquella noche! /Parece que se vea el infinito, / el Infinito sin velos, / más allá de la luna y de las estrellas. // La luna y las estrellas brillan tan claro / en el azul infinito de la noche santa, / que el alma se encanta / allá..." (Joan Maragall).

La piedad de María

La piedad de María       

El “Magnificat” es sin duda la oración por excelencia de María. Además de ser relativamente larga, tiene un contenido espiritual muy grande. Refleja en gran medida la piedad de María.

Para María orar no es sólo un asunto personal entre ella y Dios. María se siente como parte integrante de un gran pueblo, el pueblo de Dios. Ella está muy imbuída de la esperanza de Abraham, pues Dios iba a bendecir a todas las naciones a través del pueblo de Israel.

María se pone a servir a los demás

María se pone a servir a los demás

La caridad no es una virtud abstracta, sino concreta y se manifiesta en la entrega servicial a los demás.

1. María no pensaba en si misma. Acababa de recibir el anuncio del ángel que ella iba a ser la Madre del Mesías, enseguida pensó en su prima Isabel de edad avanzada, que iba a tener bastante dificultad para dar a luz.

María junto a la cruz

La voluntad de Dios significó dolor, renuncia, humillación, obediencia, silencio, ocultamiento, insultos, desprecio, hasta el momento culminante de la cruz, cuando se consumó también para Ella su pasión junto a su Hijo amado. María no tuvo nunca voluntad propia, pues su vida, su ilusión, su gozo, su paz fue siempre lo que Dios le fue descubriendo como fruto de aquel sí generoso de la anunciación.

A la Tierra de las Pirámides

Un viajero del tiempo de Jesús que visitaba las pirámides no las encontraba en mejores condiciones que lo hace un turista moderno, pues las pirámides fueron las reliquias de dinastías 3.000 años anteriores a Cristo. No es muy probable que María y José ni siquiera las hayan visto, pues seguramente huyeron a Alejandría donde ya había una gran comunidad judía desde hacía años.