Fama y Fe
Pocos eran los testimonios públicos de famosos que estaban dispuestos a manifestar su fe cristiana, a defenderla y hablar de la grande importancia que ha jugado en sus vidas.
Pocos eran los testimonios públicos de famosos que estaban dispuestos a manifestar su fe cristiana, a defenderla y hablar de la grande importancia que ha jugado en sus vidas.
P. John Bartunek LC
Hace tres meses, con 35 años de edad, fui ordenado sacerdote en Roma, el día de Nochebuena. Para mí fue la culminación de un largo viaje espiritual que me llevó del el agnosticismo y el protestantismo hasta el Catolicismo y eventualmente al seminario. Así es como sucedió:
En nuestra sociedad postmoderna parecería que hablar de Dios está mal visto. Si se comenta en alguna reunión social algún tema relacionado con la trascendencia de la existencia humana, de inmediato, algunos se apresuran a colocarte la etiqueta de “mocho”, “persignado”, “retrógrado”, etc. Es una pena que esto suceda y que muchos otros prefieran callar o silenciar este tema para no ser criticados.
Después de más de tres siglos de racionalismo, en muchos países de antigua cultura cristiana hay quienes piensan que aceptar y vivir según las creencias religiosas limita y empobrece al hombre.
Las normas, si son justas, ayudan a armonizar la convivencia entre las personas y los grupos, establecen líneas de actuación para facilitar los comportamientos, permiten distinguir entre lo permitido y lo prohibido.
De vez en cuando se escuchan afirmaciones como las siguientes: quienes creen poseer la verdad son peligrosos, pues en nombre de la verdad se han cometido innumerables crímenes; en nombre de algunas religiones que se han considerado a sí mismas como verdaderas (especialmente en nombre del cristianismo) se ha derramado sangre sin límites; los que pretenden tener razón son más peligrosos que las personas que viven en la duda o la indiferencia hacia cierto tipo de temas...
Ha sido un esfuerzo inútil. Una y otra vez hemos explicado un punto de la doctrina de la Iglesia. La respuesta ha sido siempre la misma: rechazo, búsqueda de nuevas refutaciones, evasión, incluso críticas directas contra el Papa, los obispos, los sacerdotes, contra nosotros mismos.
Quizá fuimos un poco ingenuos. Creíamos que bastaba con explicar, con exponer, con citar documentos para que el otro pudiese llegar a ver y creer lo que nosotros vemos y creemos.
Querido director: Lo que te voy a contar se refiere a una decisión de
fe y de vida personal, que, de ninguna manera, quiere implicar al
'Corriere della Sera', del que me honro en formar parte desde 2003, con
el cargo de vicedirector 'ad personam'. Te escribo, por lo tanto, como
protagonista de la vivencia y como ciudadano privado. El Domingo por la
noche me convertí a la religión católica, renunciando a mi anterior fe
islámica.
Hacía flores de pasta de papel, y pintaba cuadros y retratos. Iba a restaurar las pinturas de la iglesia de su pueblo. Restauraba viejas jarras de latón, o baúles, lo que fuera; y aún hoy me pongo abrigos y americanas que ella cosió cuando mi madre era más joven que yo hoy y aún no se había casado siquiera. Ella sabía hacer esas cosas bien para que duraran toda la vida. Es mi abuela. Era modista. Y madre, y esposa. Y abuela.
PRIMERA PARTE
LA PROFESIÓN DE LA FE
SEGUNDA SECCIÓN:
LA PROFESIÓN DE LA FE CRISTIANA
CAPÍTULO TERCERO
CREO EN EL ESPÍRITU SANTO
ARTÍCULO 8
“CREO EN EL ESPIRITU SANTO”