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Juan Pablo II

Cuando un Papa muere

Dentro de los valores de los mexicanos, uno muy fuerte, muy claro es el cariño al Papa, no solo a quien, por gracia de Dios nos guía, sino al Papado, a la institución del Sumo Pontífice. Sí, se nos puede criticar mucho a los mexicanos sobre nuestra religiosidad, sobre nuestra inconstancia, sobre la falta de profundidad en el conocimiento de nuestra fe. Pero no se puede negar que en México siempre se ha querido y respetado al Papa, a este Papa y a todos los Papas.

Ven, siervo bueno y fiel

Hoy, tras una larga espera, tengo que escribir esta nota que quisiera no estar escribiendo. Nuestro Santo Padre, nuestro querido Juan Pablo segundo, nuestro Papa amigo, el primero que ha visitado México, ha muerto hace unas pocas horas. De alguna manera, esperaba que éste fuera sólo una falsa alarma más; que otra vez nos sorprendiera a todos regresando tomar con fuerza el timón de al Iglesia que no abandonó hasta el último momento. Hoy, al terminar la octava de la Pascua, en la fiesta del Señor de la Misericordia, nuestro Papa nos ha dejado.

Peregrino del amor

“Yo he manifestado tu gloria aquí en el mundo, cumpliendo la obra que me encomendaste” Jn 17, 4

La ruta emprendida en el seguimiento de Cristo que nos ha legado el Santo Padre Juan Pablo II, nos señala que la apertura a este peregrinaje hacia la casa del Padre, se realizará cuando logremos abandonar la morada del miedo para construir la vida en el amor ¡Cristo!
Tales fueron sus primeras palabras al asomarse al balcón del mundo para indicarnos esta realidad ¡No tengáis miedo, abridle las puertas del corazón a Cristo!