A lo largo de su pontificado, Juan Pablo II ha puesto énfasis doctrinal particular en numerosos temas. A continuación hacemos una recopilación sumaria de aquéllos que, también desde la vertiente pastoral.
La Familia
El tema de la familia, es uno de los más recurrentes en el pontificado de Juan Pablo II. El Santo Padre, preocupado por un mundo contemporáneo cada vez más tecnificado, pero cada vez menos humano, no se cansa de proclamar el carácter verdaderamente indispensable de la familia para la sociedad y el individuo mismo, denunciando sin cesar las agresiones que de múltiples maneras atentan contra su finalidad primera: el amor.
La familia es, en efecto, la base de la sociedad, iniciado por un acto de amor comprometido y leal ante los ojos de Dios y del mundo entre dos personas que se unen con el vínculo matrimonial e inician una alianza que trasciende en los hijos. Porque es en el matrimonio donde se siembran las semillas de los valores morales que son transmitidos de generación en generación con la ayuda del Espíritu Santo.
“Se hace pues necesario recuperar por parte de todos la conciencia de la primacía de los valores morales ( en relación con la familia), que son los valores de la persona humana en cuanto tal. Según el designio de Dios, el matrimonio es el fundamento de la comunidad más amplia de la familia, ya que la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y educación de la prole, en la que encuentran su coronación.
Partiendo del amor y en constante referencia a él , se han puesto de relieve cuatro cometidos generales de la familia:
- Formación de una comunidad de personas.
- Servicio a la vida.
- Participación en el desarrollo de la sociedad.
- Participación en la vida y misión de la Iglesia.” 1
La familia tiene por misión la adecuada procreación, cuidado y educación de los hijos y, asimismo, una función social que la convierte en la célula viva del desarrollo del individuo y de la sociedad. Querer quitarle el valor o el significado que tiene, es simplemente atentar contra el hombre mismo.
“La función social de la familia no puede ciertamente reducirse a la acción procreadora y educativa, aunque encuentre en ella su primera e insustituible forma de expresión” 2
Defensa de la vida
Juan Pablo II reitera de continuo los riesgos que corre la familia en el mundo moderno:
“El gran peligro para la vida de familia, en una sociedad cuyos ídolos son el placer, las comodidades y la independencia, está en el hecho de que los hombres cierran el corazón y se vuelven egoístas. El miedo a un compromiso permanente puede cambiar el amor mutuo entre marido y mujer en dos amores de sí mismos que existen uno al lado de otro, hasta que terminan en la separación” 3
“ En las familias actuales, hay aspectos positivos y negativos, los primeros se refieren a que hay una conciencia mas viva de la libertad personal y de la promoción a la dignidad de la mujer. Y por otra parte, hay signos de preocupante degradación de algunos valores fundamentales: una equivocada degradación de algunos valores fundamentales: una equivocada concepción teórica y práctica de la independencia de los cónyuges entre sí, las graves ambigüedades acerca de la relación de autoridad entre padres e hijos, el número cada vez mayor de divorcios, la plaga del aborto, el recurso cada vez mas frecuente a la esterilización, la instauración de una auténtica mentalidad anticonceptiva”. 4
El rescate de la familia es una labor apremiante en nuestros días que no puede postergarse, porque las consecuencias de un concepto distorsionado del amor ha traído enormes repercusiones negativas tanto a nivel personal como social en todos los países del mundo.
“ Cuando la institución del matrimonio esté abandonada al egoísmo o reducida a un acuerdo temporal y condicional que se puede rescindir fácilmente, nosotros reaccionaremos afirmando la indisolubilidad del vínculo matrimonial. Cuando el valor de la familia esté amenazado por presiones sociales y económicas, nosotros reaccionaremos reafirmando que la familia es necesario no sólo para el bien privado de cada persona, sino también para el bien común de toda la sociedad, nación y Estado”. 5
“Cristo nunca fue indulgente en lo que se refiere al amor conyugal, el aborto o las relaciones sexuales antes y fuera del matrimonio. Pues, en pocas palabras, el libertinaje no aporta la felicidad”. 6
Para Juan Pablo II, entre los enemigos de la familia también se cuentan la miseria, el desempleo, la falta de vivienda, la mentalidad contraria al don de la vida – en especial la práctica del aborto y la eutanasia- y considera que en la sociedad de hoy, llena de soledades, están los ancianos excluidos del contexto familiar.
La Iglesia quiere ayudar y apoyar a la familia acercándose a los miembros que la forman que finalmente son los que pueden defenderla de cualquier influencia negativa.
La familia, don y compromiso, esperanza de la humanidad.
El segundo Gran Encuentro de las Familias con el Papa se llevó a cabo en Río de Janeiro, Brasil en 1997. El primero tuvo lugar en Roma en 1994 con motivo del Año Internacional de la familia. Fue en esa segunda ocasión cuando dijo:
“Doy gracias a Dios de todo corazón porque después de la Jornada Mundial de la Juventud en París, me he dado la alegría de vivir esta cita con las familias. ¡Junto a los jóvenes, la familia! Sí, porque, si es verdad que los jóvenes son el futuro, también es verdad que sin la familia la humanidad no tiene futuro.
Para asimilar los valores que dan sentido a la existencia, las nuevas generaciones necesitan nacer y crecer en esa comunidad de vida y de amor que Dios mismo ha querido para el hombre y para la mujer; en esa “Iglesia doméstica” que constituye la arquitectura divina y humana prevista para el desarrollo armónico de todo recién nacido”. 7
La familia y la educación
Otra gran preocupación del Papa se centra en las familias que han sufrido y siguen sufriendo bajo el régimen comunista. De esta manera, su misión pastoral lo llevó al territorio de la misma Cuba, país que vive bajo ese régimen desde hace casi 40 años. Su mensaje, siempre claro, fue un reclamo tanto al Estado como a la población que ha permitido que sus vidas hayan sido transformadas tan profundamente.
“Es verdad que en el ámbito de la educación, ala autoridad pública le competen derechos y deberes, ya que tiene que servir al bien común, sin embargo, esto no le da derecho a sustituir a los padres. Por tanto, los padres, sin esperar a que otros les reemplacen en lo que es su responsabilidad, deben poder escoger para sus hijos el estilo pedagógico, los contenidos éticos y cívicos y la inspiración religiosa en los que desean formarlos integralmente”. 8
“Los sistemas marxistas, bajo la falsa apariencia de libertad y progreso, promueven o incluso defienden una mentalidad antinatalista ... Se llega incluso al aborto, que es siempre, además de un crimen abominable, un absurdo empobrecimiento de la persona y de la misma sociedad.
Todo esto deja huellas profundas y negativas en la juventud, que está llamada e encarnar los valores morales auténticos para la consolidación de una sociedad mejor”. 9
Por último, con un llamado claro y vibrante, el Papa busca que todas las familias del mundo vivan la alegría y fortaleza de Cristo.
“Estimadas familias, sed sal de la tierra y luz del mundo. Hoy más que nunca es vuestro deber proclamar con vuestro modo de vivir la belleza y la grandeza del auténtico amor”, 10