Y los demás…¿no somos noticia?
Parece que las olas no dejan de llegar; es como cuando uno se baña en el Cantábrico, en esa playa de Guerra tan querida, con mar movido. Las olas llegan sin parar, una tras otra, sin tregua, y uno lucha por irlas pasando como puede, por arriba saltando, por abajo buceando, de espalda o de pecho si se deja…pero llega un momento en que se siente uno cansado, que los golpes marcan de dolor los músculos, y sin embargo…las olas no dejan de llegar. Y uno que es “marino por devoción”, aguanta, afronta y se curte, disfruta, pero no deja de ser doloroso y cansado.