El juicio sobre algunos comportamientos del Padre Marcial Maciel, lo ha hecho ya el Señor Juez, mismo que nos juzgará a todos: a Él se lo dejo. A mí toca, según el lugar que ocupo en la Iglesia, ayudar para que las consecuencias de los mismos, sólo influyan positivamente en la labor por el Reino de Cristo.
Lo que sigue, lo he leído, interpretado y a veces transcrito del comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede hecho público el 1 de mayo de 2010.
En estos momentos difíciles para la Congregación de los Legionarios de Cristo, para sus familias y para los comprometidos en el Movimiento “Regnum Christi”, el Santo Padre quiere asegurar a todos que no se quedarán solos: la Iglesia tiene la firme voluntad de acompañarles y de ayudarles en el camino de purificación que les espera, el Papa renueva además a todos y a cada uno de ellos su aliento y les exhorta a no perder de vista su vocación, que es un auténtico don de Dios, una riqueza para la Iglesia, un fundamento sobre el cual ha de construirse el futuro personal y el de la Legión.
Como una prueba más del aliento y deseo de acompañamiento especial a los miembros de esta Congregación, comenzó prometiéndoles el nombramiento de un delegado y de una comisión de estudio de las constituciones.
El Papa también, con paternal solicitud, atenderá a la insistente petición de los miembros consagrados de “Regnum Christi” y les enviará un Visitador.
Los cinco señores Obispos nombrados como visitadores de la Congregación de los Legionarios de Cristo hicieron este delicado trabajo con competencia, generosidad y profunda sensibilidad pastoral. Comunicaron que la Congregación y los diferentes religiosos en las comunidades visitadas dieron una acogida sincera, mostraron espíritu de colaboración, además, “han atestiguado haber encontrado un gran número de religiosos ejemplares, honestos, llenos de talento, muchos de los cuales jóvenes, que buscan a Cristo con celo auténtico y que ofrecen toda su existencia a la difusión del Reino de Dios”.
En las visitas a las casas de la congregación y a muchas de sus obras apreciadas por numerosas personas, ha emergido también el entusiasmo sincero de la mayoría de los Legionarios.
Los comportamientos sin auténtico espíritu religioso del Fundador eran desconocidos para gran parte de los Legionarios.
Los tres elementos que entre otros han surgido como fruto de la Visita Apostólica realizada: 1) La necesidad de redefinir el carisma de la Congregación de los Legionarios de Cristo. 2) La necesidad de revisar el ejercicio de la autoridad, que debe estar unida a la verdad. 3) La necesidad de preservar el entusiasmo de la fe de los jóvenes, el ardor misionero, el dinamismo apostólico, por medio de una adecuada formación… Han de ser objeto de una preocupación de todos nosotros, cada uno desde el lugar que ocupamos en el Cuerpo de Cristo que es su Iglesia.
Quiero terminar con lo declarado por el Papa a cuyo propósito me uno: “El Santo Padre quiere asegurar a todos los Legionarios de Cristo y a los miembros del Movimiento "Regnum Christi" que no se quedarán solos: la Iglesia tiene la firme voluntad de acompañarles y de ayudarles en el camino de purificación que les espera”.