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Formar para la vida

Una moral a mi medida

Hoy
en día,  las personas que son firmes y creen que existen los valores
universales, normalmente son atacadas y confundidas, a tal grado, que a
veces les lleva a sentirse incómodas o hasta intransigentes con las
opiniones de los demás….“ Al mismo tiempo, la conciencia de cada cual
en su juicio moral sobre sus actos personales, debe evitar encerrarse
en una consideración individual. Con mayor empeño, debe abrirse a la
consideración del bien de todos según se expresa en la ley moral,

El miedo a educar

El miedo a educar

-Deja de ver la televisión, o deja el nintendo y haz tus deberes.



Voz que cae en el desierto y orden que no es obedecida



Uno de los signos de preocupante degradación de algunos valores, es la ambigüedad acerca de la relación de autoridad entre padres e hijos. 
Antes, los padres de familia educaban, con mayor o menor acierto, pero educaban. 


Fidelidad a Dios

Los cristianos de la primera hora tenían un concepto altísimo de la dignidad de su llamada. Comprendían que es imposible ser cristiano de verdad y pactar al mismo tiempo con el pecado.

Un autor del siglo XVI, español, escribe: “Entre todas las cosas humanas, ninguna hay que con mayor acuerdo se deba tratar (...) que sobre la elección de vida que debemos seguir. Porque si en este punto se acierta, todo lo demás es acertado; y, por el contrario, si se yerra, casi todo lo demás irá errado”, escribe fray Luis de Granada (Guía de pecadores).

El “qué dirán”

 Andar buscando la aprobación de los demás puede ser dañino para nosotros pues tendemos a sobrevalorar lo que otros hacen y a menospreciar lo que nosotros hacemos. “¿Qué van a decir de mí?”, es una pregunta que a menudo nos hacemos. Es una pregunta que se plantea con frecuencia en nuestras relaciones sociales, laborales y familiares.

En un aula de clases, muchos alumnos prefieren mantenerse en silencio ante las dudas, a levantar la mano y preguntarle al profesor, para no quedar mal.

Hígado encebollado

Ante las débiles personalidades que hoy en día constatamos en algunos adolescentes, que se quiebran como frágiles copas de cristal frente a pequeñas adversidades, queremos proponer una posible solución que ayude a los padres de familia y a los formadores: darles de comer “hígado encebollado”… El ejemplo de una familia nos puede iluminar al respecto.

Apenas subir a la camioneta, después de que mamá les recogía de la escuela, venían las preguntas acostumbradas: “¿qué hay de comer hoy, mamá? ¿De qué es la sopa? ¿Y el postre?”

Finura en el trato

Finura en el trato

La delicadeza en el trato es una de las cosas más agradables de la convivencia en una familia o en un grupo de amigos. Se trata de apreciar a los demás, sin miedo a querer, pero sin familiaridades.

Se trata de un “esfuerzo”, porque de modo espontáneo no suele brotar ese trato delicado, que es fruto de la propia exigencia. Contra el trato fino va la brusquedad, ese modo áspero y desapacible de comportarse que nada tiene que ver con la fortaleza en el trato.