Educar en valores y virtudes
Rodrigo
sufrió un accidente automovilístico donde perdió una pierna. Pilar, su
esposa, agradece que Rodrigo siga con vida. Un sábado por la mañana,
Pilar reúne a sus hijos y les dice: “Estamos enfrentando una situación
difícil en la familia. Su papá va a estar incapacitado por un tiempo.
Necesito que me apoyen, ustedes ya están grandes y mientras terminan de
estudiar yo buscaré un trabajo. Voy a empezar con su tía Conchita de
vendedora en la zapatería”.
La
Autoestima es: la experiencia de sentirnos competentes para lidiar con
los retos que nos presenta la vida y la conciencia que nos muestra
nuestro derecho de vivirla satisfactoriamente.
La autoestima se conforma de dos elementos básicos:
Cuando
los niños o los jóvenes no saben respetar a los demás, el problema no
proviene inicialmente de ellos sino de los mayores que se encargaron de
su formación y educación. Tal vez no hemos sabido enseñar al niño que
una persona vale mucho y que, por lo tanto, se debe cuidar y respetar.
Recuerdo
a un papá que me platicaba del desconcierto provocado a su sentimiento
paterno cuando descubrió que su hijo había tenido una experiencia de
droga. Para descubrir el orígen de tan mal paso para el adolescente de
trece años, comentamos algunas cosas y salió a relucir que el joven
manejaba dinero con facilidad, pasaba demasiado tiempo por ahí suelto
sin dedicarse al estudio, llegaba a casa a la hora que le apetecía y él
mismo había elegido la escuela y el horario de clases. El papá, para
Cierto
muchacho tenía muy mal carácter. Un día su padre le dijo que cada vez
que perdiera la calma, clavara un clavo en la cerca de atrás de la
casa. El primer día el muchacho insertó 37 clavos en la cerca.
Cuando
me enseñaron el abecedario, la maestra nos hacía relacionar el sonido
de cada vocal o consonante con el dibujo de un objeto cuyo nombre
iniciaba con el sonido de la letra que estábamos estudiando.
Un
joven estaba a punto de graduarse de preparatoria. Hacía muchos meses
que admiraba un hermoso auto deportivo en una agencia. Sabiendo que su
padre podría comprárselo, le dijo que ese auto era todo lo que quería.
Como se acercaba el día de la graduación, el joven esperaba ver alguna señal de que su padre hubiera comprado el auto.
Cuando la crisis se pone dura, hay quienes aprovechan para ofrecer todo tipo de remedios, pues se sabe que a río revuelto, ganancia de pescadores.
Vivimos en tiempos críticos y eso no hay necesidad de probarlo,
pero, a pesar de ello, tal vez todavía haya quienes sigan
preguntándose: ¿Cuál crisis?
Juan Claudio Sanahuja revelaba en Noticias Globales (cf. 1.09.2009) que la UNESCO dio a conocer el 27 de agosto de 2009 la Guía de Educación Sexual para el Empoderamiento de los Jóvenes. En sus 98 páginas, el documento en el que también colaboró la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Población, se incita a enseñar a los niños de 5 años la masturbación, por ejemplo.
Ante las débiles personalidades que hoy en día constatamos en algunos adolescentes, que se quiebran como frágiles copas de cristal frente a pequeñas adversidades, queremos proponer una posible solución que ayude a los padres de familia y a los formadores: darles de comer “hígado encebollado”… El ejemplo de una familia nos puede iluminar al respecto.
Apenas subir a la camioneta, después de que mamá les recogía de la escuela, venían las preguntas acostumbradas: “¿qué hay de comer hoy, mamá? ¿De qué es la sopa? ¿Y el postre?”