La Iglesia de Jesús
Hay gente que dice: “Yo acepto a Cristo, pero a la Iglesia , no”. La misión de Cristo fue fundar su Iglesia. El hombre es capax Dei, es decir, es capaz de alcanzar la comunión con Dios.
Hay gente que dice: “Yo acepto a Cristo, pero a la Iglesia , no”. La misión de Cristo fue fundar su Iglesia. El hombre es capax Dei, es decir, es capaz de alcanzar la comunión con Dios.
El Papa Juan Pablo II habla de la necesidad de que haya santos para renovar el mundo; y santos con buen humor.
Hemos de centrar toda nuestra jornada en la Cruz, que es lo mismo que centrarla en la Santa Misa. Hemos de dar sentido a todos los segundos de nuestra vida amando la Cruz, esto es, las dificultades de la vida ordinaria y los sufrimientos que nos manda Dios, para purificarnos y para ayudarle a salvar almas.
Cuando celebramos la Pascua vemos que Cristo está vivo; está entre nosotros, pero a veces se oculta. En Pentecostés Dios nos dice: “Yo te quiero tanto que no me conformo con vivir contigo. Ahora soy Dios en ti. Voy a estar dentro de ti y te voy a dar inspiraciones concretas”.
Patrick Fagan, de Estados Unidos, dijo recientemente en el Encuentro Internacional sobre afectividad (mayo 2006): “El que un adolescente sea casto es absolutamente esencial para su felicidad”. Y es que hay que tener presente que “existe un vínculo entre la pureza del corazón, la del cuerpo y la de la fe” (CEC 2518).
Yo conocí a los 18 años. Mi padre me preguntó:
-“¿Qué es el Opus Dei?”.
- “Se trata de ser santos en medio del mundo, a través de tu trabajo ordinario”, le contesté.
-¿Y qué se necesita para ser santos?
-Querer vivir las virtudes humanas y la fe.
Y a partir de entonces, cuando le preguntaban:
-¿A dónde está tu hija?
-Se fue con los santos, contestaba.
Cuando un niño hace una pregunta de cómo nacen los bebés, conviene no salir de su contexto. ¿Cuál es el contexto de sus preguntas? El de su experiencia.
Una niña de 3 años le preguntó a su mamá:
—¿Cómo nacen los gatitos?
Su mamá le preguntó a su vez:
—¿Cómo crees tú que nacen?
A lo que la niña contestó
—¿Yo?...Chiquitos y bonitos.
—Pues sí, así nacen: chiquitos y bonitos.
Fue el más grande y amado entre todos los oradores cristianos. Nació en Antioquía hacia el año 344, de familia rica. Su padre ocupaba un cargo elevado en el ejército imperial de Siria. Muerto muy joven, tuvo qué encargarse de su educación su madre. A los 20 años Antusa quedó viuda y aunque era hermosa renunció a un segundo matrimonio para dedicarse por completo a la educación de su hijo Juan.
El pueblo mexica era esencialmente guerrero. Inicialmente, cuando venían de Aztlán buscando tierras, andaban sin rumbo y no eran recibidos por ningún pueblo. Se tenían bien ganado ese rechazo porque, cuando, por ejemplo, habían conseguido la buena voluntad del Tlatoani de Culhuacan, en cuyo territorio residían, le pidieron a su hija para convertirla en diosa de la guerra. El Tlatonani accedió. Poco después los aztecas invitaron al Tlatoani y apareció el brujo bailando revestido con la piel desollada de su hija.
Leo Trese trata de ilustrar lo que es el Cielo así: “Supón que en el Cielo llevas un reloj que tiene cuerda para ocho días, y que cada hora allí, representa sesenta billones de años. Nada más llegar, le das toda la cuerda y luego miras un instante a Dios. Una mirada que te hace inmensamente feliz. Luego vuelves a mirar el reloj y observas, asombrado, que ya no tiene cuerda. Esos sesenta billones de años te parecieron un instante de los feliz que eres”. Este ejemplo, además de ser inadecuado, se queda corto. Porque tratándose de Dios y del Cielo, no hay peligro de exagerar.
"Cuan equivocados estamos al pensar que dejamos de enamorarnos cuando envejecemos, sin saber que envejecemos cuando dejamos de enamorarnos", escribió García Márquez.
Jesús iba a visitar a sus amigos, a sanar y a predicar por propia iniciativa. No podemos olvidar que antes que la nuestra está la iniciativa de Dios. Él es el que sale a nuestro encuentro. Considerar su iniciativa por cada uno de nosotros. Ante cualquier cosa que nos pasa se compadece. El amor de Dios se llama misericordia porque yo tengo miserias. La Cruz es el amor de Dios que no puede más.