Espíritu Santo
El Espíritu Santo, ley nueva del cristiano
Segunda Predicación de Cuaresma
El Espíritu Santo, ley nueva del cristiano
1. La ley del Espíritu y Pentecostés
Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios
Tercera Predicación de Cuaresma
"Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios" (Rm 8, 14)
1. ¿Una era del Espíritu Santo?
Credo de los Apóstoles
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen;
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar
El artífice de la Santidad
Al terminar su vida terrena, Jesucristo prometió enviarnos al Espíritu consolador, que es quien ha de llevarnos a la verdad completa. El conocimiento y, en general, el conjunto de las relaciones con Cristo, es obra del Espíritu Santo, pues Él es el guía y el artífice de la santidad, el que ilumina el corazón del hombre, el que le fortalece en su debilidad, el que hace que su apostolado sea fecundo y sus frutos permanezcan. La Iglesia resalta la acción del Espíritu Santo invocándolo como padre de los pobres, dador de dones, luz de los corazones.
Configuración con Cristo, obra de Espiritu Santo
Jesús se presenta a sí mismo como el camino, la verdad y la vida. Para el miembro del Movimiento es el modelo y el ejemplo que ha de seguir y reproducir en su propia vida, hasta llegar a la medida que Dios nuestro Señor tiene señalada para cada uno. Esta asimilación a la vida de Cristo es fundamentalmente obra del Espíritu Santo y no se realiza sin una ayuda permanente y eficaz de la gracia de Dios; pero, al tratarse de la acción de una creatura libre, tampoco se lleva a cabo sin el esfuerzo decidido y constante de la voluntad.
El amor al Espiritu Santo
El Movimiento presenta a sus miembros una espiritualidad alentada por el Espíritu Santo y abierta a su acción poderosa, y les invita a incrementar en sus vidas la fe y el amor a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, a ser dóciles y fieles a sus inspiraciones para que, iluminados y fortalecidos con su gracia, caminen fielmente por el sendero de la voluntad de Dios, a ejemplo de Jesucristo, y realicen con plenitud su vocación cristiana.
Tienes que trabajar con tu socio
Tú ya tienes un "socio" para poder santificarte. Tú tienes que trabajar con tu "socio" para poder santificarte. Tú tienes que trabajar con tu "socio" para preparar el mármol, la piedra, el material donde Él y tú van a esculpir la imagen viviente de nuestro Señor Jesucristo. Así es como tú desde la santidad y desde la amistad con el Espíritu Santo vas a lograr llegar a ser otro Cristo, un testimonio viviente del Evangelio. Así es como va a cumplirse en ti aquello de: Christus vita vestra, que Cristo sea vuestra vida.
No hay socio mejor ni amigo mejor
Tenlo pues, como aliado, como amigo, como colaborador. Hazlo algo vivo, y palpitante en tu vida. Hazlo alguien que cuenta para todo: para todo tu hacer, para todo tu quehacer diario. Para todo: estudios, trabajo, juego, apostolado, relaciones humanas, vida interior. ¡Para todo! Sin excluir nada.
Nos enseña a caminar hacia la eternidad
El Espíritu Santo también nos sitúa en una perspectiva capaz de contemplar todo el devenir del mundo, con la relatividad que encierra el tiempo frente a la eternidad y con la serenidad de quien se sabe un pobre peregrino en el tiempo hacia la posesión eterna de Dios. Los himnos de la Iglesia sobre el Espíritu Santo son muy elocuentes y aleccionadores; nos dan un torrente de luz sobre lo que Él es de verdad para el alma que le busca y le ama. Estúdielos, medítelos, vívalos con la mayor intensidad.