Padre Miguel Rivilla San Martín
Ante el SIDA
El sentido común, la responsabilidad de los gobiernos y la moral católica van poco a poco abriéndose camino y coincidiendo en la lucha interminable contra la epidemia del sida. En África y en todas partes.
Museveni, presidente de Uganda, país que ha visto disminuir de un 30% a un 6%, la extensión mortal de la epidemia en pocos años de propaganda pro abstención, ha pronunciado idénticas palabras ante el Congreso que la moral católica viene repitiendo machaconamente desde hace mucho tiempo.
El mal avanza en el mundo por cobardía de los buenos. Si se deja sin contestación a los que faltan al respeto a Dios y a los demás, pronto nos veremos inmersos todos, hasta las cejas, en el chapapote de la inmundicia moral, que nos anegará.
En medio de un ambiente saturado por la política, los intereses e ideologías partidistas, el viaje del Papa Benedicto XVI a su tierra natal, ha supuesto una bocanada de aire fresco, tras el bochorno estival, para todos los católicos.
No todo en la vida. de los hombres, de la sociedad y de los pueblos, puede ni debe ser política Se ansía algo más trascendente y alentador que los discursos políticos.
Esta cundiendo el caso de personas bautizadas de pequeños en la Iglesia católica, que han dado su nombre a alguna secta de las muchas que pululan por España y que exigen se les dé certificado de su abandono y rechazo de la fe cristiana y que se les borre del libro de bautizos.
Son casos excepcionales y minoritarios, pero que impulsan a los pastores a replantearse con seriedad su pastoral prebautismal. Uno de los problema más serios que tiene que solucionar la Iglesia católica española es el de bautismo de infantes.
Lejos de enjuiciar este gesto papal con cierta desconfianza y recelo, habría que buscar en él la clave de su realización. No puede existir más motivación que el celo audaz e inspirado de S.S. Juan Pablo II, a quien le quema el alma el ver y comprobar el panorama actual del mundo -destrozado y sangrante por multitud de guerras y contiendas en tantas partes y latitudes - y el ansia incontenible de querer llevar a Cristo-dador de la auténtica paz de Dios - a todos los hombres.
El mundo en que vivo, como la Iglesia a la que pertenezco, tienen mucho en común con el relato bíblico de la Torre de Babel.
Tengo la impresión, no sé si acertada, o no, que tanto el mundo en que vivo, como la Iglesia a la que pertenezco, tienen mucho en común con el relato bíblico del capítulo 11 del Génesis, conocido por la Torre de Babel.
En un mundo convulso, dividido y desnortado, el Papa Benedicto XVI, es el punto de referencia providencial para convocar a la humanidad entera a la vuelta a Dios, Padre y Creador de cuanto existe.
Ninguna otra figura mundial tiene el prestigio y la fuerza moral que S.S el Papa para que su mensaje de paz interpele y llegue a todos los hombres de buena voluntad y "a los que ama el Señor".
De la larga y enjundiosa entrevista que, tras sus cortas vacaciones ha ofrecido el Papa actual en Castelgandolfo el sábado 5 de agosto a la prensa alemana, merece destacar dos respuestas que reflejan su rica personalidad. Una en tema más bien serio y otra en tema de broma. La primera sobre la frialdad de Occidente respecto a Dios y la segunda sobre el sentido del humor en la vida.
Algún responsable de medios de comunicación debe pensar que el derecho a la libertad de expresión le da carta blanca para decir cuanto le venga en gana, sin consideración alguna al derecho que tiene el ciudadano a que se le respete sus propias e íntimas convicciones religiosas. Todo libertad acaba donde empiezan los derechos de los demás.
Elevo mi enérgica protesta por las blasfemias públicas que se oyen en ciertas producciones de cine y televisión españolas, que hieren la sensibilidad de millares de creyentes.
¿Conoce alguien, sobre todo de los que más han viajado por el extranjero, algún país del ancho mundo, donde esté permitido el blasfemar en público?. Entiendo por blasfemias no el lenguaje soez, grosero, tabernario, sino "el decir palabras injuriosas contra Dios, la Virgen o los santos".