Esta cundiendo el caso de personas bautizadas de pequeños en la Iglesia católica, que han dado su nombre a alguna secta de las muchas que pululan por España y que exigen se les dé certificado de su abandono y rechazo de la fe cristiana y que se les borre del libro de bautizos.
Son casos excepcionales y minoritarios, pero que impulsan a los pastores a replantearse con seriedad su pastoral prebautismal. Uno de los problema más serios que tiene que solucionar la Iglesia católica española es el de bautismo de infantes.
Si no existen garantías por parte de la familia de educación en la fe, no se debería bautizar sin más ni más o al menos diferir su celebración. Sin fe explícita de los padres y padrinos se convierten los bautizos en mero acto social.
Una persona no es cristiano por estar inscrito en un libro parroquial, sino por la adhesión y encuentro personal con Jesús, reconociéndole como Señor y Salvador. Hay millones de bautizados y pocos cristianos de verdad. Son sólo carne bautizada.
El borrarse de los libros parroquiales me parece algo innecesario y hasta ridículo. La apostasía es un acto meramente personal. A nadie se le obliga a pertenecer a la Iglesia y a ninguna instancia, fuera de Dios, tendrá que dar cuenta el apóstata por la negación de su fe.