Vivir de cara a Dios
Un verdadero cristiano ha de saber relativizar todo -trabajo, familia, política, negocios, prestigio etc.- y comprender, de una vez por todas, que DIOS ES EL ÙNICO ABSOLUTO DE SU VIDA.
Un verdadero cristiano ha de saber relativizar todo -trabajo, familia, política, negocios, prestigio etc.- y comprender, de una vez por todas, que DIOS ES EL ÙNICO ABSOLUTO DE SU VIDA.
1. La pureza ayuda a tener una buena comunicación con tu pareja.
1. ¿Es posible vivir hoy la esperanza cristiana?
2. Situación de la falta de esperanza en las religiosas europeas.
3. ¿Es posible recuperar la esperanza?
a. El motivo fundamental de la esperanza.
b. Confianza en el carisma.
c. Esfuerzo personal.
d. Confesar a Jesucristo, como la esperanza que no desilusiona.
e. Dejarse penetrar por Jesucristo.
4. Medios para invitar a casa a la esperanza.
a. Creer en lo que hacemos.
A. La Iglesia y la santidad.
B. Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión. (NMI, 43) (1ª parte)
C. Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión. (NMI, 43) (2ª parte)
D. Contribución de la vida consagrada a la santidad de la Iglesia.
A. La Iglesia y la santidad.
1. La llamada universal y específica a la santidad: importancia de centrar todo en Cristo.
“Invertid bien vuestra vida, que es un talento que hay que hacer fructificar, y recordad que sólo se vive una vez”.Este breve e incitante mensaje lo lanzó Juan Pablo II a los jóvenes poco antes de su muerte. Es válido para toda clase de personas. Pocas palabras, pero que encierran una incuestionable verdad para quienes no se tomen frívolamente el hecho de vivir. No hay mayor don que la propia vida. Muchos la malgastan al vivirla de espaldas a Dios y al prójimo necesitado, centrados sólo en el propio egoísmo. Somos libres de hacer en la vida y con la vida lo que queramos.
Un verdadero cristiano ha de saber relativizar todo -trabajo, familia, política, negocios, prestigio etc.- y comprender, de una vez por todas, que DIOS ES EL ÙNICO ABSOLUTO DE SU VIDA.
En la vida hay cosas que se ven (placer, dinero, gloria), y otras que no (amor, amistad, religión), a veces parece que no tienen valor las cosas que no se ven, que no sirven para nada, porque no son útiles a un nivel práctico, pero luego vemos que la cosa es al revés: que cuando faltan estas cosas que no “sirven” para nada, la vida no sirve para nada: falla la autoestima, uno se queda sin familia o la que tiene queda destrozada, o se sufre una soledad quedándose sin amistades...
Robyn Bowen es una mujer de Washington que en 1980 acudió a una Clínica en Rochester para ser atendida de una enfermedad al riñón mientras estaba embarazada. Recuerda cómo los doctores le dijeron que llevar el embarazo hasta el final podría perjudicarle e incluso ponerse en peligro de muerte. Pero ella no quiso abortar, no dudó: "Supe desde el primer día que Dios me había bendecido al permitirme tener a Brandon", que así llamó a su hijo.
Hay quienes sufren cada vez que viajan en carretera o en avión. En esos momentos se sienten sumamente frágiles, vulnerables. Basta un pinchazo en una rueda, un golpe de sueño, una avería en los motores, y cambia toda una existencia, o llega, inesperada, la temida muerte.
Estos temores pueden crear angustias patológicas, pero bien aprovechados pueden ayudarnos a recordar lo frágil que es la vida humana.
La vida de cada hombre es, simplemente, un camino de esperanza puesta en acto.
¿Qué esperamos? Esperamos terminar los estudios, encontrar trabajo, formar una familia. Esperamos la llegada de los hijos, verlos crecer sanos y buenos. Esperamos ir de vacaciones, o acoger al abuelo que viene a visitarnos, o encontrar a un amigo enfermo. Esperamos que mejore la situación de la propia nación, que terminen las guerras, que desaparezca el hambre de los niños.