Pasar al contenido principal

silencio

El silencio y lo demás

Desde que leí la frase de madre Teresa de Calcuta, no la he podido retirar de mi mente. La he meditado, la he saboreado y he tratado de vivirla. Decía así: “Sin silencio no hay oración; sin oración no hay fe; sin fe no hay amor; sin amor no hay servicio”. Nada más cierto y evidente. Es válida y aplicable en la vida de cualquier cristiano, alma consagrada o ministro del Señor.

El silencio de los buenos

Lo que más me gustó de la peli fue lo que vino después de FIN. Era una de acción bélica. Bastante entretenida y de aceptable factura y destacada interpretación. Su título.”Lágrimas del sol” protagonizada por Bruce Willis. Al concluir la misma, apareció una frase en pantalla que me impactó. Cito de memoria, pero siendo fiel a su sentido y en consonancia con el tema del filme. “Para que avance el mal en el mundo, sólo hace falta que los buenos no hagan nada”.

“Hacer” silencio

Iba andando un niño con su padre, y éste le pregunta: -“Además del cantar de los pájaros, escuchas alguna cosa más?” El niño respondió: -“Estoy escuchando el ruido de una carreta”. –“Eso es -dijo el padre- Es una carreta vacía”. Preguntó el niño: -“¿Cómo sabes que es una carreta vacía, sí aún no la vemos?” Respondió el padre: -“Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, porque hace ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.

Momentos de silencio

La vida nos ha llenado de ruidos innecesarios. Músicas y prisas, tensiones y urgencias, mensajes y noticias.

Vale la pena apagar aparatos que nos bombardean sin cesar, vale la pena encontrar lugares para que el corazón se abra a Dios, al hermano, a uno mismo.

Nuestras almas necesitan momentos de silencio. Para reflexionar, para pensar, para recordar, para proyectar, para oír la voz profunda de un Enamorado eterno.

Los silencios del microscopio

Los silencios del microscopio

El microscopio permanece en silencio. Sus poderes quedan en potencia mientras espera que algún ojo y, sobre todo, alguna mente, se asome a sus cristales de aumento. Espera que alguien lo use, que lo tome, que observe horizontes insospechados de vida y de materia, que piense, que estudie y que decida.

La oración de Jesús

La oración de Jesús 

1. ¿CÓMO ORABA JESÚS?

Secretamente. "Cuando oréis, no seáis como los hipócritas que son amigos de rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas, para exhibirse ante la gente. Ya han cobrado su paga, os lo aseguro. Tú, en cambio, cuando quieras rezar, echa la llave y rézale a tu Padre que está ahí en lo escondido; Tu Padre que ve lo escondido te recompensará" (Mt. 6, 5-6).