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Y

...Y fueron felices

En otro artículo mencionaba la necesidad de ser más propositivos, así que: en este bello o hermoso día, (no es necesario ser cursi para ser propositivo ¿verdad? por lo cual pueden ustedes suprimir eso de “en este bello o hermoso día”. Gracias). Pues como iba diciendo antes de interrumpirme, quiero aprovechar este espacio para proponer algo positivo.

Ya tuve una relación sexual, ¿ahora qué?

Lo que hagas hoy con tu vida afectará el tipo de vida que llevarás en el futuro. Cada uno se transforma en lo que hace.

No comprometas tu integridad. Reflexiona sobre la importancia de tus actos: cada vez que tienes relaciones sexuales, corres el riesgo de quedar embarazada, o embarazar, así como la de “pescar” una enfermedad de transmisión sexual. Ambas cosas pueden trastornar tu vida drásticamente.

Y después del Tsunami

Muchos muertos se ha cobrado este desastre natural. Además, tras de sí deja una gran cosecha de llanto, desgarre y aflicción muy difícil de sanar. Y es que no es nada fácil hablar a quien sufre. Suele ser inoportuno. Guardar silencio parecería lo más apropiado. Pero es de las entrañas de este mismo silencio, de donde surge una pregunta angustiante: «¿Y dónde estaba Dios?».

Y Dios pidió permiso para entrar

La libertad humana es un don grande, muy grande. Tan grande que nos da algo de miedo. Tan grande que permite a Francisco de Asís el llegar a ser santo, y a Judas el traicionar al Maestro. Tan grande que Dios se detiene ante nuestra puerta, con respeto, cuando pide amor, cuando nos invita a la justicia, cuando nos enseña las bienaventuranzas, cuando nos recuerda los mandamientos.

Y pensé que Dios sería...

Y pensé que Dios sería...

Vi los giros de un águila en el cielo: energía, altura, atrevimiento, grandeza. Y pensé que Dios sería sublime, solemne, majestuoso, soberanamente libre.

Vi la filigrana de una flor exótica, los insectos tan variados que en ella paseaban, la delicadeza de sus estambres y el color violáceo de sus pétalos. Y pensé que Dios sería artista, lleno de fantasía, delicadeza y buen gusto.

¿Y yo puedo predicar a Cristo?

Por fin, nos decidimos: vamos a hacer algo por Cristo, vamos a comprometernos a fondo por la Iglesia, vamos a dedicarnos a servir a los demás, vamos a decirles que Dios les ama y que nos lo ha dado todo en Cristo.

Pero volvemos nuestros ojos hacia dentro. ¿No seré demasiado ambicioso? ¿Tengo las cualidades necesarias? ¿No me convertiré en un hipócrita si empiezo a hablar de Cristo y al mismo tiempo cometo tantos pecados?

Yo vengo a ofrecer mi corazón

Yo vengo a ofrecer mi corazón
          

¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón.
Tanta sangre que se llevó el río,
yo vengo a ofrecer mi corazón.

No será tan fácil, ya sé que pasa.
No será tan simple como pensaba.
Como abrir el pecho y sacar el alma,
una cuchillada de amor.

Luna de los pobres, siempre abierta,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Como un documento inalterable,
yo vengo a ofrecer mi corazón.

Yo volveré a cantar

Yo volveré a cantar
al amor y a la esperanza.
Yo volveré a cantar
los caminos de la paz.

Cuando los fríos se acerquen
las flores se morirán,
pero con la primavera
de nuevo renacerán.
Quizás me veas llorar
cuando un amigo se va,
La muerte se lleva a los míos,
pero se que volverán,
el dolor es pasajero
y la vida vencerá.

Yo volveré a cantar...