¿Mi psicología o mi pereza?
Hemos convertido a la “psicología” en una excusa fácil, en una coartada para actuar según el capricho del momento.
Porque resulta muy fácil justificar la propia dejadez, o la avaricia, o la soberbia, o la envidia, o la crítica maldiciente, o tantas faltas graves, con la frase sencilla y confusa: “Es que mi psicología me lleva a esto”.