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Padre Fernando Pascual L.C.

El Sudoku de la vida

El Sudoku de la vida

El Sudoku ha tenido un éxito sorprendente. Parece fácil tener que rellenar 9 grupos de 9 casillas cada uno con los números del 1 al 9, sin que se repita ningún número ni en las filas ni en las columnas. Pero luego, a la hora de solucionar los distintos problemas, se descubren dificultades no esperadas, y más de una vez hay que tachar una solución para volver a empezar casi desde el cero.

El Sembrador

Muchos encuentros de Cristo fueron, aparentemente, casuales. Ocurrieron de maneras muy distintas, entre una turba de discípulos o en solitario, entre alabanzas y críticas mordaces, en pleno día o en el silencio de una noche perfumada de jazmines.

Tantas personas pasaron de mil modos junto al Maestro. Oyeron sus palabras, sintieron el aire fresco en su voz firme y su mensaje nuevo. La semilla fue arrojada sobre muchos corazones, el mensaje era explicado como nadie antes lo había hecho.

El sacramento de la caridad

Llamar a la Eucaristía “Sacramento de la caridad” es una hermosa manera para explicar cuál es nuestra vocación más profunda como cristianos: la caridad.

Somos cristianos porque Dios nos ama, porque nos quiere rescatar del pecado, porque nos permite que seamos hijos, porque nos ofrece en Cristo el abrazo eterno de Su Misericordia.

Necesitamos creer, necesitamos celebrar, necesitamos vivir auténticamente estas verdades que nos permiten ser cristianos auténticos.

El pecado ante el Amor

El pecado pone al vivo la relación que existe entre Dios y los hombres. Existe pecado porque hay un Dios que sueña y que piensa en un mundo bueno y hermoso, dotado de bellezas magníficas, nacido de un Amor eterno.

En ese mundo viven y mueren creaturas libres... Libres, tan libres que pueden decir no al proyecto de Amor, que pueden rechazar al mismo Dios.

El origen de la vida

El origen de la vida

El hombre es curioso por naturaleza. Queremos saber, no sólo cuando somos niños, sino también cuando las canas van cubriendo nuestras cabezas. Uno de los temas que más nos apasiona es descubrir el origen de la vida.

El nombre de una estrella

Inés no deja de mirar el cielo. Es la primera vez que se siente saludada por una multitud incontable de estrellas. Sus ojos van de un lado a otro, pero siempre se detienen en un lugar concreto.

Su padre también está extasiado, al ver tantas estrellas y al ver a su hija tan absorta. Inés, por fin, lanza la pregunta que crece en su corazón: “papá, ¿cómo se llama esa estrella?”

El niño que llevamos dentro

En cada adulto vive escondido un niño. Detrás de la corbata o de la blusa, detrás de las canas o de las gafas de sol, detrás de las prisas o del espejo, detrás de la mueca de tristeza o de la sonrisa entre irónica y escéptica... permanece un niño que no acaba de morir, que desea brillar con energías nuevas.

El mayor mal, el pecado

El mal más profundo, más destructor, más nefasto, más dañino que pueda afectar a un ser humano es el pecado.

No resulta fácil descubrir esta verdad en el mundo moderno. Si no tenemos una idea clara de quién es Dios; si no comprendemos la vocación profunda del hombre al amor; si no sentimos lo hermoso que es vivir como amigos de Cristo; si no aceptamos que somos seres espirituales y que nuestro destino eterno es el cielo... entonces el pecado no resulta un mal: simplemente no existe.

El mal, el hombre y Dios

El mal nos escandaliza. Millones de niños que mueren de hambre, guerras endémicas que hunden en la pobreza a los pueblos, atentados criminales que acaban con la vida de inocentes, médicos que practican el aborto como si fuese una operación ordinaria.

Ante tantos males, ante tanto dolor, muchos se rebelan. Algunos llegan a negar que Dios exista. No ven cómo sea posible pensar que exista un Dios bueno mientras el mundo vive dramas profundos e injusticias que claman al cielo.

El drama de Boromir

El poder atrae. Tener fuerza, conseguir un arma nueva, usar la astucia o la inteligencia, ser capaces de vencer, incluso con trampas, las dificultades o problemas que nos oprimen: es algo que nos tienta. A todos nos gustaría un poder tal que nos permita dominar el mundo, para arreglar los males, imponer justicias y fomentar bondades.