Misal Marzo 2009
Misal para Marzo de 2009
Misal para Marzo de 2009
Misal para Febrero de 2009
Misal para Enero de 2009
No es difícil encontrarnos con hermanos cristianos que dicen: "Yo si creo en Dios, pero no voy a misa". Desafortunadamente esto ha ido cundiendo en nuestras comunidades, haciendo que se desvalore la celebración comunitaria en la Eucaristía dominical.
Este artículo responde a una carta que envía el Sr. José de Jesús Rangel, donde expresa sus inquietudes sobre lo que percibe como la poca respuesta de los sacerdotes frente a los ataques que se hacen a la Iglesia.
Estimado Amigo,
Si algo grande, sublime y valioso ha habido en la Iglesia, considerado por todos los fieles, a lo largo de los siglos, en todos los tiempos y lugares del mundo, como un verdadero tesoro de infinito valor, este ha sido, sin duda alguna, el santo sacrificio de la misa, la sagrada eucaristía o el, así denominado, misterio pascual.
En este año dedicado a la Eucaristía podemos considerar un aspecto particular del Misa: su relación con la Virgen María. La presencia de la Virgen en nuestra vida puede alcanzar su momento culminante en el sacrificio del Altar. Cada día, al bajar Cristo a las manos del sacerdote, se renueva su presencia real entre nosotros con su Cuerpo, con su Sangre, con su Alma y con su Divinidad: El mismo Cuerpo y la misma Sangre que tomó de las entrañas de María. Santa María siempre acompaño a Jesús en un silencioso recato por la tierra de Palestina.
-“¿Qué es la Misa?”, pregunté.
Pero rara vez es bien contestada por los mismos católicos.
-¿Qué es la Misa? ¿Es la palabra de Dios?
-¡No! Es mucho más que eso. No es una asamblea ni una fiesta, es la repetición del Sacrificio de Cristo en la Cruz. ¡Tiene por tanto valor infinito!
Con frecuencia dice la gente:
-No voy a Misa si no me nace.
Le podríamos contestar:
-DIOS, el Creador de todo, el Autor de la vida, el Padre de todos, ESTÁ AQUÍ. Lo expresa admirablemente el bello canto “Cantemos al Amor de los amores, cantemos al Señor. Dios está aquí. Venid, adoradores, adoremos a Cristo Redentor”.
-Dice la Biblia:”No hay nación tan grande que tenga a sus dioses tan cercanos, como lo está de nosotros nuestro Dios” Dt 4-7