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Trivialización de la Santa Misa

Si algo grande, sublime y valioso ha habido en la Iglesia, considerado por todos los fieles, a lo largo de los siglos, en todos los tiempos y lugares del mundo, como un verdadero tesoro de infinito valor, este ha sido, sin duda alguna, el santo sacrificio de la misa, la sagrada eucaristía o el, así denominado, misterio pascual.

El Concilio Vaticano II en el nº 47 de la Constitución Sacrosantum Concilium sobre la santa misa dice lo siguiente:"Nuestro Salvador en la última cena, la noche en que lo traicionaban, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y a confiar así a su Esposa, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección".

Secularismo

Como la marea negra del chapapote, procedente del petrolero Prestige invadió las costas gallegas, ensuciando y contaminando todo lo que tocaba y acabando con la vida de las especies marinas, así ha pasado con la ola del secularismo que invadió a la iglesia postconciliar, que ha contaminado y echado a perder la vida eclesial y espiritual, sin respetar lo más sagrado, incluso el santo sacrificio de la misa.

Misterio de fe

Siempre que se celebra la santa misa, tras el momento más importante de la consagración, el sacerdote, mostrando las sagradas especies a los fieles, dice: "Este es el misterio de nuestra fe". Efectivamente. Desde siempre la Iglesia católica ha creído, proclamado y enseñado que Cristo se hace realmente presente con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, bajo las especies consagradas del pan y del vino. Está claro que esto es un misterio de fe, que trasciende el campo de los sentidos y tras el cual el Señor Jesús se entrega como alimento en este banquete pascual. Todo el que comulga recibe a Cristo como comida, se celebra el memorial de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura.

Situaciones incorrectas

En no pocos lugares y por no pocos fieles y ministros, un tanto innovadores, llevados por la corriente del secularismo, han dado lugar con su actitud irreflexiva a una pérdida de la sacralidad y del misterio en la celebración de la Eucaristía.

Llevados por una falsa interpretación de los textos conciliares, se han fijado sólo en los aspectos exteriores de la misa y han convertido la santa misa en una fiesta, en un mera cena, en un acto de comunicación con los otros, más que de comunión con Dios N.S.

Hoy, desgraciadamente, en contra de las orientaciones conciliares que piden claramente "la participación consciente, piadosa y activa" de los fieles en la celebración de la misa, muchos han convertido la misma en puro

espectáculo.

- Misas bonitas. Donde por una deficiente formación litúrgica, se convierte la celebración de la eucaristía en un show o espectáculo, los fieles son estafados, corren serio peligro de desvirtuar lo más sagrado y salen ­lo que es más lamentable-sin rastro de Cristo en sus vidas. Todos hemos visto alguna vez salir emocionados algunos asistentes a estas celebraciones seudo-litúrgicas, comentando lo "bonita que ha estado la misa".Todo porque se ha dado un valor preferente y relevante a lo exterior, a lo accidental :(guitarras, bailes, folclore, procesión interminable de ofrendas a cual más pintoresca, gestos efusivos y excesivos de intercambios de saludos, invención de textos y plegarias eucarísticas etc.) frente a la escucha e interiorización de la Palabra, de la Comunión en gracia de Dios y las debidas disposiciones.

- Disposiciones interiores. Si los participantes en la Eucaristía no salen de la celebración con un deseo sincero de mejorar sus vidas, con un compromiso decidido a ser mejores católicos en la vida diaria, con el convencimiento de que se han comunicado con Jesús ­presente en su Palabra y en el sacramento -algo importante ha fallado en esa celebración, por mucho que en ella se haya hecho alarde de elementos accesorios. Se han quedado en la cáscara, y han desperdiciado el fruto.

- Encuentro personal y comunitario con Dios. Toda auténtica celebración del misterio pascual y del santo sacrificio ha de ser ocasión inigualable e incomparable para acercarnos más a Dios y encontrarnos con él en un encuentro profundo a nivel personal y comunitario. Si como han dicho muchos maestros de espíritu una sola misa sería suficiente para mejorar toda una vida y poner a un alma en camino de santificación... ¿qué se logra con tantas celebraciones vacías de contenido en lo esencial y muy llenas de lo accidental?

Muy grave responsabilidad tienen en este aspecto como en tantos otros los pastores de la Iglesia. Con su ejemplo, corrección y autoridad, deberían hacer que todos los ministros ordenados fueran conscientes que están ejerciendo al celebrar la santa misa el ministerio más sublime que cabe aquí en la tierra a una elegido de Dios, cual es todo sacerdote.

Conclusión

Quiero concluir con una ejemplar anécdota que me parece se lee en la vida del santo Juan de Ávila. En cierta ocasión en la que le tocó estar presente en la misa de un sacerdote un tanto rutinario y despreocupado que celebró sin el menor fervor y devoción, al terminar se le acercó y con la mejor de bondad no exenta de firmeza le dijo: "Padre, le he visto celebrar. Permítame le haga una recomendación. Tráteme bien a Jesús que es hijo de muy buena madre".