No pensar en el mañana, que cada día tiene su afán
No pensar en el mañana, que cada día tiene su afán
No pensar en el mañana, que cada día tiene su afán
En la vida hay cosas que se ven (placer, dinero, gloria), y otras que no (amor, amistad, religión), a veces parece que no tienen valor las cosas que no se ven, que no sirven para nada, porque no son útiles a un nivel práctico, pero luego vemos que la cosa es al revés: que cuando faltan estas cosas que no “sirven” para nada, la vida no sirve para nada: falla la autoestima, uno se queda sin familia o la que tiene queda destrozada, o se sufre una soledad quedándose sin amistades...
En la reciente entrevista-biografía de G. Weigel sobre Juan Pablo II, se insiste en que el principal motor de la historia no es la política o economía sino la cultura. Es lo que hace evolucionar la humanidad, la cual hace siglos que no se encuentra con un peligro tan serio como la actual falta de moral.
Con la fiesta de Pentecostés la efusión del Espíritu Santo pone punto final a la Pascua, tiempo de alegría y de primavera, de efusión de amor por la que –como recuerda la reciente exhortación apostólica sobre la Eucaristía de Benedicto XVI- la «vida eterna» ya se inicia en nosotros en este tiempo, por “el cambio” que Jesús realiza en nosotros, en la comunión: «El que come vivirá por mí» (Jn 6,57). Este “principio de vida nueva” lo explicaba S.
La película “Pearl Harbor”, de Michel Bay, narra la historia de dos pilotos de la Marina norteamericana, amigos desde la infancia, que se encuentran involucrados en el ataque japonés a Pearl Harbor, la base naval hawaiana que provocó la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial.
Leí hace tiempo de dos amigos pescadores que oyeron que en un lago cercano había aquel día buena pesca. Uno de los dos entró en trepidación: busco información más segura sobre la noticia, después habló con varios pescadores sobre la veracidad de los rumores, procuró sacarles pistas sobre los lugares para pescar mejor, y también procuró conocer los distintos tipos de cebo que irían mejor. El segundo tomó enseguida una caña, iba pillando algunos insectos por el camino para usarlos como cebo, fue corriendo al lago y echó los anzuelos al agua.
Robyn Bowen es una mujer de Washington que en 1980 acudió a una Clínica en Rochester para ser atendida de una enfermedad al riñón mientras estaba embarazada. Recuerda cómo los doctores le dijeron que llevar el embarazo hasta el final podría perjudicarle e incluso ponerse en peligro de muerte. Pero ella no quiso abortar, no dudó: "Supe desde el primer día que Dios me había bendecido al permitirme tener a Brandon", que así llamó a su hijo.
Robyn Bowen es una mujer de Washington que en 1980 acudió a una Clínica en Rochester para ser atendida de una enfermedad al riñón mientras estaba embarazada. Recuerda cómo los doctores le dijeron que llevar el embarazo hasta el final podría perjudicarle e incluso ponerse en peligro de muerte. Pero ella no quiso abortar, no dudó: "Supe desde el primer día que Dios me había bendecido al permitirme tener a Brandon", que así llamó a su hijo.
El Padre Christopher, de S. Pedro de Macorís, Argentina, volvía desanimado a su casa..., iba “con más penas en el alma y más problemas de los que este pobre misionero podía soportar” en medio de un lodazal de caña y fango. “Me pesaba la parroquia, me aplastaba la misión. Me parecía que corría y corría de un lado a otro y no había hecho nada en todos estos años, me sentía bastante fracaso...” Recordó que por allí había una enferma que visitar en una casucha, y entró a verla mientras pensaba: ‘estoy muerto, agotado, si no tengo nada que dar’ .
“Debo conquistar la paciencia que tanto necesito”, me decía una persona que daba vueltas a las cosas, y con los ojos pegados al muro, veía aquel problema –el que tenía en aquel momento- muy grande, irresoluble... Cuando de un problema hacemos una montaña estamos absolutizando unos aspectos de la realidad; hay que tomar distancia, y una buena manera de hacerlo es el sentido de humor, no tomarnos demasiado en serio y saber tener tiempo para escuchar buena música o charlar con un amigo que nos haga sentir valorados y nos anime.