Si no es Navidad… ¿qué es?
Cada diciembre nos abruma, más que el calor humano, la publicidad para gastar dinero en lo que sea. Llega a tal grado la fatuidad de la temporada “navideña” que hasta se olvidan de lo que el mundo festeja: el nacimiento del niño Dios en Belem.
Cada vez más, es muy triste constatarlo, la temporada se desliga de su ser para convertirse en periodo de fiestas sin espíritu alguno, de compras y más compras, viajes, vacaciones, descanso y claro, regalos, regalos porque la publicidad abruma: hay que comprar: hay baratas, oportunidades, descuentos ¡crédito!