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Manejo constructivo de una situación conflictiva

Manejo constructivo de una situación conflictiva

Supongamos que vais un día en el metro de una ciudad, a la hora tope, cuando los vagones están llenos hasta los topes. Después de mucho esfuerzo lográis meterlos a empujones. Todos van apretujados como sardinas. De repente, en un movimiento brusco del tren, una señora, que está delante de vosotros, clava, sin querer, su tacón en vuestro pie. Veamos ahora los diversos desenlaces que esta situación puede tener y tratemos de aprender algunas cosas sobre la comunicación en una situación de conflicto.

Morir por mi

Entonces se lo entregó para que fuera crucificado...

Jn 18, 1-19,44

Fruto:

Cristo, mi mejor Amigo, murió por mi.

1. ¿Quién está muriendo en la cruz ? Cuando nosotros nos encontramos con un accidente en la carretera, siempre nos impresiona, pero cuando resulta que uno de los accidentados es un conocido, un amigo, o un pariente, impresiona mucho más.

Muertes por RU-486

En los últimos días la opinión pública ha dado el alerta: 6 mujeres han muerto en Estados Unidos tras haber usado la píldora abortiva RU-486 (conocida también como Mifeprex o Mifepristone). Una píldora cuyo fin es producir el “aborto químico” (o aborto farmacológico) de un embrión precoz. Una píldora pensada para evitar los “daños” y peligros del aborto quirúrgico, para disminuir traumas, para hacer más fácil y menos costoso el gesto de acabar con el propio hijo.

“Madre mía, que quien me mire, te vea”

María-Teresa, en plena adolescencia, entra a formar parte de la Congregación mariana del Instituto donde realiza sus estudios. Recibe una medalla de la Virgen. Detrás de ella puede escribir una frase, escogida libremente. Después de reflexionar un poco, formula esta breve oración: “Madre mía, que quien me mire, te vea”.

María-Teresa González-Quevedo había nacido en Madrid el 12 de abril de 1930. Su familia vive en la capital de España, y ofrece a la hija y a sus otros dos hijos una buena educación cristiana.

Muertos por el miedo de morir

Hay quienes ven la muerte como una derrota, como un fracaso, como un enemigo, como un destino trágico que buscan evitar a cualquier precio.

Quienes no aceptan la idea del morir, quienes temen que llegue esa hora “desgraciada”, hacen todo lo posible por combatirla. Incluso con actividades sumamente nobles: organizan campañas nacionales e internacionales para combatir las epidemias, el hambre, el cáncer, los accidentes de carretera, el alcoholismo...

Muerte y vida

Muerte. Una palabra que llena el alma de congojas, de miedos, de amargura. Una palabra que significa el paso al reino de lo incierto, el fin de los sueños y esperanzas, la ruptura con aquello que creímos era nuestro.

Muerte. Una certeza, quizá la única que tenemos: un día ella llamará a nuestra puerta, y, con o sin permiso, entrará. Odiada o amada, deseada o temida, entrará, como un ladrón, cuando no lo esperemos, cuando no lo queramos, cuando no lo pensemos.

Momentos de silencio

La vida nos ha llenado de ruidos innecesarios. Músicas y prisas, tensiones y urgencias, mensajes y noticias.

Vale la pena apagar aparatos que nos bombardean sin cesar, vale la pena encontrar lugares para que el corazón se abra a Dios, al hermano, a uno mismo.

Nuestras almas necesitan momentos de silencio. Para reflexionar, para pensar, para recordar, para proyectar, para oír la voz profunda de un Enamorado eterno.

Mística y ascética

Mística y ascética

Hay un deseo profundo de Dios. En los corazones que lo buscan y en quienes apagan su sed de infinito con alegrías pasajeras. En los pensadores de carrera y en los que, sin estudios, contemplan la belleza de una tarde de verano. En los niños con sus sueños y en los adultos reflexivos gracias a una vida llena de experiencias.