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Mística y ascética

Mística y ascética

Hay un deseo profundo de Dios. En los corazones que lo buscan y en quienes apagan su sed de infinito con alegrías pasajeras. En los pensadores de carrera y en los que, sin estudios, contemplan la belleza de una tarde de verano. En los niños con sus sueños y en los adultos reflexivos gracias a una vida llena de experiencias.

Mística y ascética

Mística y ascética

Hay un deseo profundo de Dios. En los corazones que lo buscan y en quienes apagan su sed de infinito con alegrías pasajeras. En los pensadores de carrera y en los que, sin estudios, contemplan la belleza de una tarde de verano. En los niños con sus sueños y en los adultos reflexivos gracias a una vida llena de experiencias.

Momentos de silencio

Momentos de silencio

La vida nos ha llenado de ruidos innecesarios. Músicas y prisas, tensiones y urgencias, mensajes y noticias.

Vale la pena apagar aparatos que nos bombardean sin cesar, vale la pena encontrar lugares para que el corazón se abra a Dios, al hermano, a uno mismo.

Nuestras almas necesitan momentos de silencio. Para reflexionar, para pensar, para recordar, para proyectar, para oír la voz profunda de un Enamorado eterno.

Momentos de silencio

Momentos de silencio

La vida nos ha llenado de ruidos innecesarios. Músicas y prisas, tensiones y urgencias, mensajes y noticias.

Vale la pena apagar aparatos que nos bombardean sin cesar, vale la pena encontrar lugares para que el corazón se abra a Dios, al hermano, a uno mismo.

Nuestras almas necesitan momentos de silencio. Para reflexionar, para pensar, para recordar, para proyectar, para oír la voz profunda de un Enamorado eterno.

Muerte y vida

Muerte y vida

Muerte. Una palabra que llena el alma de congojas, de miedos, de amargura. Una palabra que significa el paso al reino de lo incierto, el fin de los sueños y esperanzas, la ruptura con aquello que creímos era nuestro.

Muerte. Una certeza, quizá la única que tenemos: un día ella llamará a nuestra puerta, y, con o sin permiso, entrará. Odiada o amada, deseada o temida, entrará, como un ladrón, cuando no lo esperemos, cuando no lo queramos, cuando no lo pensemos.

Misterios de lo profundo

Misterios de lo profundo

Desde la playa sólo se ve la superficie del mar. Con sus olas y sus espumas, con sus rumores o su bonanza.

En lo profundo, un mundo inmenso, rico, lleno de vida. Peces y corales, cangrejos y medusas, pulpos y moluscos, nacen, viven y mueren en medio de rumores extraños y de luces que bailan con las olas.

Mimados por Dios

Mimados por Dios

El cielo estrellado en una noche limpia de viento seco. El mar enérgico con sus momentos de bonanza cautelosa. El caminar danzante de un petirrojo que busca comida en una fresca mañana de invierno. El abrirse tímido de una flor sobria y alegre.

Más allá de la tentación

Lo propio de la tentación consiste en “tentar”, atraer, sugestionar, absorber, arrastrar. Especialmente cuando la tentación consigue presentarse como algo “bueno”, como una solución para los problemas personales, o como la conquista de caminos fáciles para la felicidad.

Pero la tentación pierde casi toda su fuerza seductora cuando dentro del alma hay una certeza profunda: Dios se interesa por mí, Dios me busca, Dios me acompaña, Dios me salva, Dios me ama.

Mandamientos: ¿prohibiciones o caminos para crecer en el amor?

Existe un peligro a la hora de pensar en los mandamientos de la Ley de Dios y en los mandamientos de la Iglesia: verlos como una obligación, como una carga, como una ley más o menos pesada.

Cuando pensamos así es fácil que se suscite en uno la pregunta: ¿hasta dónde puedo llegar sin “faltar” a la norma? ¿Hasta qué punto me estaría permitido un acto que llega al límite de la transgresión, pero que todavía estaría dentro de la regla?