Me has seducido señor
Señor, no soy nada.
¿Por qué me has llamado?
Has pasado por mi puerta
y bien sabes que soy pobre
y soy débil.
¿Por qué te has fijado en mí?
ME HAS SEDUCIDO, SEÑOR,
CON TU MIRADA. ME HAS HABLADO
AL CORAZóN Y ME HAS QUERIDO.
ES IMPOSIBLE CONOCERTE
Y NO AMARTE.