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Los límites del mal

Los límites del mal

El mal avanza. Con maquillaje, con sonrisas, con protocolos, con acuerdos nacionales e internacionales, con presiones para llegar a un consenso, con el vestido de la tolerancia y de los “derechos humanos” interpretados según la conveniencia de ciertos grupos de poder.

Libertad religiosa: ¿ha cambiado el magisterio?

Libertad religiosa: ¿ha cambiado el magisterio?

La Iglesia, a lo largo de los siglos, ha elaborado respuestas a distintos problemas que se presentaban sobre la fe y las costumbres. A través de tales respuestas, especialmente ante errores o dudas sobre temas importantes, ha podido comprender y explicar mejor el núcleo central del mensaje cristiano, con documentos concretos y asequibles para cada generación humana.  

La ética en el estado pluralista

El pluralismo es un dato ineliminable en muchas sociedades de nuestro tiempo. En el mismo estado, en la misma ciudad, conviven personas de ideas, religiones, culturas distintas, a veces muy distintas...

El gobierno, el parlamento, las autoridades locales, no pueden ignorar este dato. Surge, entonces, la pregunta: ¿es posible legislar y gobernar según una ética que debería ser aceptada por todos? ¿O hay que limitarse a normas muy genéricas que garanticen la máxima libertad a las personas y a los grupos?

¿liberación o esclavitud?

No podemos vivir sin la ayuda de la técnica. Desde la mañana a la noche, la técnica nos rodea, nos precede, nos acompaña, a veces nos gobierna...

Despertamos en una cama, cubiertos por sábanas, ayudados por un reloj, acompañados por la luz eléctrica, aseados gracias al agua que llega desde tuberías y sistemas de control sumamente complejos.

La alegría, ¿un mandamiento?

Nos dejaría sorprendidos si alguien nos dijese: “te ordeno que seas alegre”. Porque la alegría no parece que caiga bajo ningún mandamiento. Porque, según parece, estar alegres, vivir en un gozo profundo, conseguir un estado de felicidad completa, se colocaría en un nivel que no depende de nuestras decisiones, propósitos o buenos deseos. Y si no depende de nuestra voluntad, tampoco podría ser mandado.

“La caridad es paciente”

San Pablo presenta, como primer adjetivo para la caridad, la paciencia (cf. 1Cor 13,4). ¿Se trata de una casualidad? ¿Puso la palabra “paciente” en el inicio de la lista porque “sonaba bien”? ¿O no se tratará, más bien, de algo “dictado” por el Espíritu Santo, como un fruto de la experiencia de quien conoce a Cristo y, a través de Cristo, al Padre?  

La espera

En una esquina, junto al bar, a la entrada de un cine, o entre los andenes de la estación: en muchos lugares podemos encontrar hombres y mujeres que esperan.

Esperan. ¿Qué esperan? Cada uno espera a alguien. Al novio, una chica enamorada. A la novia, un chico que necesita algo de esperanza. Al hijo, el padre que lo vio partir un día hacia una guerra inesperada. Al padre, ese hijo que lo quiere otra vez en casa, después de años sin poderse abrazar.