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Libertad humana

Pocas palabras en el diccionario tan usadas y manoseadas como ella. Por su causa viven , luchan y mueren -antes ,ahora y siempre- millones de seres humanos ,en el mundo entero . Es el don más preciado. Muy pocos han gozado de ella en plenitud . La desean tanto pobres como ricos , sabios como incultos , hombres como mujeres , pueblos como naciones .

Libertad cristiana (II)

Para los que creemos en Cristo como Señor de la Historia y verdadero Libertador de nuestras vidas, sabemos que no siempre coincide el concepto de libertad humana con el de libertad cristiana.

Para muchísimos que no comparten nuestra fe, la libertad se confunde frecuentemente con el libertinaje. Se creen libres cuando hacen lo que les da la gana, sin más normas que su propio capricho y creyendo que no tienen que dar cuenta de sus actos a nadie.

Libertad verdadera

Pocas palabras del diccionario tan usadas y manoseadas como ella. Por su causa viven , luchan y mueren -antes ,ahora y siempre- millones de seres humanos ,en el mundo entero . Es el don más preciado. Muy pocos han gozado de ella en plenitud . La desean tanto pobres como ricos , sabios como incultos , hombres como mujeres , pueblos como naciones .

Libres de culpa

Sorprende el leer en ciertas publicaciones, sobre todo femeninas- títulares tan llamativos como éste:”Libérate ya del sentimiento de culpa”. Los modernos consultorios publican abundantes cartas, la mar de curiosas, de personas atormentadas por el sentimiento de culpa, en diversos estados de su vida síquica, sentimental, espiritual o religiosa.

Lo definitivo

Tan atrapados vivimos los humanos por lo inmediato y lo contingente, que acabamos por perder de vista el rumbo y la meta definitiva de nuestra existencia.

Las ocupaciones y preocupaciones materiales, nos agobian insistentemente y hacen que nos repleguemos al pequeño mundo de lo cotidiano y de lo efímero. Prestamos tanto interés y atención a lo que traemos entre manos, que nos falta el tiempo y sosiego necesarios para orientarnos bien en la vida y calibrar lo que es verdaderamente importante.

Lo bueno y lo verdadero

Nunca habrá total acuerdo en fijar lo que es bueno y verdadero entre personas creyentes e increyentes. Una vez más quedó plenamente confirmado y de manifiesto, en el programa de TVE 1 (20/5/04) “Hijos a la carta”,

En este controvertido y polémico tema, las posturas - como en la vida real misma – fueron irreconciliables y no se llegó a ningún punto de común acuerdo. Ni en el uso y empleo de embriones humanos, ni siquiera qué se entiende por vida o persona humana y cuándo deben considerarse como tales.

Lo importante y lo esencial

“¿Qué le importa al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?”(Mt.16,26)

Escuché la frase en el intermedio de una película que ponían en televisión. Era el anuncio de una sociedad médica, que pretendía la captación de nuevos socios.

Confieso que me impactó y me quedó bailando en la mente. Todo un acierto de común experiencia y universal aprecio. Decía así: ”Para lo que de verdad importa, lo demás es relativo”.Naturalmente, se refería a la salud corporal.

Lo maravilloso en religión

Un año más, en la fecha señalada del 27 de Julio, se licuó la sangre de S. Pantaleón en el monasterio de las Descalzas de Madrid.

Es una constante repetida y acentuada en estos tiempos de apostasía e increencia, buscar e ir detrás de fenómenos llamativos y extraordinarios relacionados con la Religión. Hay muchos que asocian lo raro y llamativo a la religión.

Lo legal y lo moral

Era previsible la confrontación entre la Iglesia y el Gobierno socialista en el asunto del aborto libre, el ensayo con embriones y los matrimonios homosexuales. Podrán guardarse todas las formas externas de educación, para que no salten chispas en el diálogo institucional y se realice éste con sordina, para evitar tensiones innecesarias.

Lo que es, y no es la Iglesia

Como falsa moneda en curso, en los días previos al Cónclave, en algunos medios corren como auténticas algunas imágenes de la Iglesia que nada tienen que ver con la realidad.

No sé si será por ignorancia o tal vez, por el deseo, más o menos deliberado de distorsionar el rostro de la Iglesia y de su misión, el caso es que se oyen y se escriben cosas que inducen a la confusión en personas no bien formadas.