Pasar al contenido principal

J

Jesus y Maria

Jesús y maría

En mi casa viven,

a un paso de mi cuarto.

No cuesta gran cosa visitarles un minuto,

en la capilla,

darles los buenos días,

pedirles una misericordia para la jornada.

Esas alegres visitas,

esos pequeños momentos,

robados a mi apretada agenda,

han inyectado vigor y esperanza

a mi alma triste,

me han devuelto la paz,

la paz de mis días,

la paz de mis noches.

Juventud del alma.

Juventud del alma

Me siento muy contento,

y bastante sorprendido,

experimentando

dentro de mi vieja piel,

la juventud que no tuve,

cuando era la hora.

Hoy vivo la primavera del alma,

y tengo las risas que fueron

tormento interior.

Hoy disfruto de la vida

y de las cosas que no disfruté.

Hoy tengo el derecho,

y el firme propósito,

Juego de florecitas.

Juego de florecitas

Yo también, como mi fundador,

descubrí en una callecita de mi pueblo

el llamado de Dios,

con un juego de florecitas.

No fueron dos religiosas,

sino otro niño, algo más grande, que nos enseñó

la parábola de las almas que se van al cielo.

Han transcurrido treinta y cinco años

desde aquella fecha.

Las florecitas han ido apareciendo

a lo largo del camino de mi vida,

y espero que al menos algunas