Himno Akathistos
Himno Akathistos
Veamos el misterio de María en su relación con la Santísima Trinidad. Quiero presentarles en unas pocas líneas una de las devociones más queridas y más valiosas hacia nuestra santísima madre.
Veamos el misterio de María en su relación con la Santísima Trinidad. Quiero presentarles en unas pocas líneas una de las devociones más queridas y más valiosas hacia nuestra santísima madre.
Un grave problema entre los cristianos es la creencia en los horóscopos. Hay gente que no sale de su casa sin haber consultado el horóscopo. En muchos de nuestros periódicos al inicio del año encontramos toda clase de predicciones sobre nuestro futuro. La Biblia claramente condena toda práctica de adivinación como contraria a la fe en Dios. Dios es un ser libre que no se deja condicionar ni sobornar. Dios nos ha invitado a creer en su amor y en la gracia.
Uno de los temas que más recorren la vida de nuestra sociedad, sobre todo entre la juventud es el tema de la homosexualidad. Para algunos, como un tema “tabú”, para otros como una cosa normal, y finalmente para otros más, como una situación de repugnancia que debe ser satanizada. Por ello me parece muy oportuno que nos detengamos un poco a revisar este tema a fin de formarnos una opinión correcta de ello.
[LA HISTORIA DE LA DIVISIÓN DE LOS CRISTIANOS –1]
Es impresionante el poder de la publicidad en nuestro medio la cual nos lleva a comprar, a pensar y a vivir de una manera en la que ni siquiera hemos reflexionado. Cuando nos damos cuenta estamos atrapados por el consumismo el cual no respeta edad, nacionalidad o creencia religiosa. Se vale de cualquier elemento para atraer nuestra atención con el fin de vender. El problema es que muchas veces, los que salimos más perjudicados con esto somos los cristianos.
Un día tibio, de paseo por la playa. Las olas besan las orillas, mientras la arena acoge mil suspiros.
El lugar, solitario, sereno. Junto a la orilla avanzo. Junto al mar, unas huellas. Alguien ha pasado. Tiene los pies pequeños. Algo puedo saber del caminante, por sus huellas, por lo que ha dejado con su cuerpo entre la arena.
Luego, nada. No hay señales. Sólo brilla el mar, juega a los espejos. Un rumor inquieto llena el ambiente, mientras el sol calienta aguas, tierra y pensamientos.
La santidad se construye y se apoya en la vida de oración. Cada creyente necesita, desde lo más profundo de su corazón, hablar con Dios, dirigirse a Él, escucharle, dejarle el lugar más importante de su vida.
Desde que nacemos, toda nuestra vida es un continuo frenesí. Primero, la velocidad de un embrión, de un feto, que crece y crece con energías insospechadas. Luego, las inquietudes de un bebé, sus lloros, su sonrisa, sus sueños y sus pataleos. Llegan en seguida los primeros pasos, la aventura de un idioma, el descubrir mil cosas nuevas, el continuo “probar” con la boca a qué sabe cada clavo, pedazo de madera o juguete de plástico. Luego, el deseo de mayor libertad, los coscorrones, el inicio del parvulario...
Es hermoso poder tener un momento, en la tarde, con la madre. Poder recordar los días de la infancia, los juegos y las enfermedades, los viajes y los días de lavar la ropa, los desórdenes de la cocina y las peleas de las hormigas en la panera. Poder recordar esos ratos junto al lecho, cuando la sangre salía por la boca, cuando la fiebre subía por la tarde, cuando no había manera de probar un bocado de comida hecha a base de cariño y de paciencia.
Los hombres del Reino deberán ser un ejército numeroso, una multitud inmensa, fuerte y resonante como el trueno y luminosa como el sol; que haga saber a los hombres que el amor existe y que con su manera propia, don de Dios, los conduzca a amar ese amor. Recuerdo que a mis 18 años en el seminario algunos de mis compañeros a mis certezas en el amor y en la posibilidad de entregarlo a los hombres les llamaban "sueños inconsistentes" pero yo les decía: lo que da consistencia a mi certeza es la Palabra de Dios que promete acompañarnos y asistirnos hasta la consumación de los siglos.