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El sí a Dios

Dar un sí sin condiciones no es algo fácil ni frecuente. Dar un sí sin condiciones a Dios nos puede llenar de miedo o de sorpresas. Quizá alguno piense que Dios sea un poco despótico, y por eso muchos prefieren conservar su libertad a cualquier precio, tener entre sus manos el polvo de su historia antes que abandonarse para que Dios los conduzca hacia lo desconocido.

El regreso

Volver es caminar hacia el punto de partida. Es ser conscientes de lo provisional del sendero andado, y de la necesidad de encontrar la meta definitiva sólo en la casa del Padre. Es vivificar en nuestro recuerdo el calor del hogar, para apreciarlo por encima de cualquier espejismo fácil que pueda encandilarnos a lo largo de los años.

El momento presente

El P. Jean Pierre de Caussade (1675-1751) explicó con profundidad y sencillez cómo Dios nos habla a través de dos caminos. El primero es la Sagrada Escritura. El segundo es el momento presente.

Los dos caminos nos llevan a Dios si usamos la “llave maestra” para leerlos de modo correcto: la fe, la esperanza, el amor.

El don de la fe

Hemos escuchado más de una vez frases como las siguientes: “No tengo fe. Reconozco que es hermoso creer, incluso a veces siento algo de envidia cuando veo que otros creen. Pero a mí Dios no me ha dado ese don”.  

El jubileo termina, Cristo permanece

El jubileo termina, Cristo permanece

El jubileo del año 2000 llegó a su fin. Quedó cerrada la puerta santa de la basílica de San Pedro en Roma. Se acabaron los grandes viajes de peregrinos, las oraciones especiales, los momentos de penitencia, las confesiones más o menos masivas. Los santuarios ven bajar el número de peregrinos, si bien siempre habrá hombres y mujeres dispuestos a una experiencia diversa, más profunda, de Dios.

El incendio

En un bosque se concentran muchos años de historia. Matorral, árboles, animales y hombres han dejado aquí y allá sus huellas. Unos han sembrado, otros han vivido, de otros sólo quedan ramas secas y un recuerdo agradecido. La lluvia, todos los años, repartió sus caricias entre troncos y hojas que empezaban, poco a poco, a reunirse en un abrazo intenso.