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Carta del Prelado Opus Dei (agosto 2008)

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Carta del Prelado (agosto 2008)

Siguiendo al Santo Padre, el Prelado nos invita a profundizar en la figura y las enseñanzas de San Pablo, sacando consecuencias prácticas para nuestra vida en este año paulino: "¿Quién es Pablo? ¿Qué me dice a mí?".

 

06 de agosto de 2008

  Queridísimos: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!

 

Criterios diagnósticos de la posesión

Criterios diagnósticos de la posesión

  Los criterios diagnósticos que debería presentar un sujeto para que sospecháramos que padece una posesión serían los siguientes:

  1.-Ante lo sagrado o lo religioso se da una gama de sensaciones que van, según el sujeto, desde el fastidio hasta el horror, desde la leve expresión de molestia hasta la manifestación de ira y furia.

Caridad y Eucaristía

Existe una relación profunda, casi esencial, entre Eucaristía y servicio, entre Eucaristía y amor a los otros, entre Eucaristía y caridad.

Juan Pablo II alude a esta relación en uno de los números más hermosos de la carta apostólica Mane nobiscum, Domine (“Quédate con nosotros, Señor”), la carta con la que invitó a la Iglesia a vivir el Año de la Eucaristía (octubre de 2004 a octubre de 2005).

Carta a quien busca un camino verdadero

Me da mucho gusto poder hablar largo y tendido contigo sobre la verdad. Creo que el tema nos interesa a los dos. Las respuestas a las preguntas que vamos haciendo no son algo trivial ni irrelevante: según se responda habrá que tomar distintos comportamientos en la vida.

Te escribo con mucha confianza, y, sobre todo, con amor: amor de amigo, porque queremos encontrar la verdad y ayudar a los demás a encontrarla.

Cenar con Cristo

En invierno o en verano, en los momentos felices o en los momentos más amargos, después de una buena acción o cuando nos sentimos heridos por el pecado... A todas horas, en tantas situaciones de la vida, Cristo está a la puerta.

“Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,20).

Como un mendigo

 

Hoy me presento ante ti como un mendigo, sin nada que ofrecerte y con mucho que pedirte. No sé si mis palabras puedan agradarte. No sé, siquiera, si saldré de aquí mejor o peor que como he entrado en tu Casa abierta.

Pero necesitaba estar aquí un rato, simplemente, sin prisas. Sé que existo porque me sueñas, porque me amas, porque me esperas. Sé que sólo Tú puedes curar mis pecados, mi egoísmo, mi desconfianza, mis rabias. Sé que sólo Tú puedes limpiarme de tanto barro para vestirme con un traje de fiesta.

Cristo será tu alegría...

 

En algunos monasterios de carmelitas descalzas se cantan unos versos que tienen un origen anónimo. Alguno ha pensado que pueden venir de la misma santa Teresa de Jesús. El canto dice así:

“Cristo será tu alegría,

y Cristo te enseñará,

y sólo Cristo será

tu amor y tu compañía”.