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Cristo será tu alegría...

 

En algunos monasterios de carmelitas descalzas se cantan unos versos que tienen un origen anónimo. Alguno ha pensado que pueden venir de la misma santa Teresa de Jesús. El canto dice así:

“Cristo será tu alegría,

y Cristo te enseñará,

y sólo Cristo será

tu amor y tu compañía”.

Son versos que invitan a hacer una experiencia profunda de Cristo. Descubrir en Jesús el centro de la propia vida y la alegría profunda del corazón. Descubrir que no hay nadie que nos ame como Él, según se dice en el estribillo de una conocida canción. Descubrir que la plenitud de la propia vida, el consuelo en la enfermedad, el perdón tras una caída, la esperanza tras un fracaso, sólo pueden venir de Él...

Descubrir en Cristo al Maestro. Sólo Jesús enseña palabras de vida eterna. Sólo Él nos trae un mensaje de amor y de fraternidad. Sólo Él nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, con nuestra grandeza y nuestra miseria. Lo decía Juan Pablo II en la misa de inicio de su Pontificado, el 22 de octubre de 1978: sólo “Cristo sabe lo que hay dentro del hombre”.

Descubrir en Cristo el amor de la propia vida, el amigo que no falla, el compañero fiel. No hay nadie como Él capaz de mostrarnos el camino, de ir a nuestro lado, de ir delante, de ir detrás, de sostenernos en el cansancio. Se alegra con nosotros cuando podemos avanzar con entusiasmo y decisión, o llora y nos tiende la mano cuando hemos caído en un día que hubiéramos preferido no quedase escrito en la propia historia...

“Cristo será tu alegría”. Quizá todavía no lo es. Quizá todavía buscamos la vida y la esperanza donde no se encuentran. El Evangelio sigue abierto: se ofrece a quien venga para saciar su anhelo de saber. El Sagrario sigue fijo en el fondo de una iglesia: el Amigo espera la llegada de hombres y mujeres necesitados de luz y de consuelo. Un sacerdote pasa horas y horas en un confesionario: tal vez será el instrumento para que pueda reconciliarme con el Padre, para que pueda recibir el perdón de Cristo.

“Cristo será tu alegría”. Ya lo es para millones de hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares del planeta. Lo puede ser, si lo busco de corazón, si descubro en Él al verdadero amor de mi alma. Hoy me espera, hoy me llama, hoy me tiende su mano taladrada. Sólo Él será, si le dejo, mi amor y mi compañía...