Agradecer todo a Dios
Saber valorar lo que tenemos
1) Para saber
“Es de bien nacidos ser agradecidos” dice el refrán. Y así habría que vivir esa buena costumbre. Y si damos las gracias a las personas, con mayor razón habría que hacerlo con Dios. San Ambrosio nos recomienda hacerlo en cualquier momento: “Oremos solemnemente con acción de gracias, al despuntar el nuevo día, al salir de casa, antes de comer y después de haber comido, a la hora de ofrecer incienso, al entregaros al descanso. Y aun en la misma cama quiero que alternes los salmos con la oración dominical (...), para que el sueño te tome libre de pensamientos mundanos y ocupado en los divinos” (Sobre las vírgenes, 3, 1819).
Basta reflexionar en las cosas que tenemos para elevar nuestra voz en acción de gracias. Hay una anécdota en la vida de Olavo Bilac que nos puede ayudar.
2) Para pensar
Olavo Bilac fue un gran poeta brasileño que nació en el siglo XIX y murió en el año de 1918. Ha sido considerado uno de los más grandes poetas que han escrito en portugués.
Como activista político apoyó el servicio militar obligatorio y la abolición de la esclavitud. De él se cuenta la siguiente historia.
Se dice que un día se encontró en la calle a un amigo dueño de un pequeño negocio, quien le pidió: “Sr. Bilac, estoy necesitando vender mi casa, que usted tan bien conoce. ¿Me podría redactar el aviso para el diario?”
Olavo Bilac muy amablemente aceptó. El poeta tomó lápiz, papel y escribió la siguiente descripción: “Se vende encantadora propiedad, donde cantan los pájaros al amanecer en las extensas arboledas. Rodeado por las cristalinas aguas de un lindo riachuelo.
La casa, bañada por el sol naciente, ofrece la sombra tranquila de las tardes en el balcón.”
Habiendo terminado de escribir le entregó el papel para que lo publicara.
Algunos meses después, el poeta se encontró nuevamente con su amigo el comerciante y le preguntó si ya había vendido la casa.
Su amigo contestó: “En verdad ya no pensé más en eso. Después que leí el aviso me di cuenta de la maravilla que tenía y decidí no venderla”.
3) Para vivir
A veces no nos damos cuenta de las cosas buenas que tenemos y vamos tras falsos tesoros.
Hemos de saber valorar lo que tenemos y hemos recibido gratuitamente de Dios. Entre estos regalos están la vida, la salud, el amor, la familia, los amigos, la fe, la sonrisa de los hijos, la sabiduría que poseemos, la paz, los seres queridos, el sustento diario y tantos otros… Incluso aquellas cosas que vemos como “negativas”, también serán benéficas si les sabemos sacar provecho. Por ejemplo, una enfermedad se convierte en bendición cuando nos ayuda a purificarnos y ser mejores. Son tesoros invaluables que no nos hemos de cansar de agradecerle a Dios.
San Josemaría nos dejó dicho: “Acostúmbrate a elevar tu corazón a Dios, en acción de gracias, muchas veces al día. —Porque te da esto y lo otro. —Porque te han despreciado. —Porque no tienes lo que necesitas o porque lo tienes. Porque hizo tan hermosa a su Madre, que es también Madre tuya. —Porque creó el Sol y la Luna, y aquel animal y aquella otra planta. — Porque hizo a aquel hombre elocuente y a ti te hizo premioso... Dale gracias por todo, porque todo es bueno (Camino, n. 268).