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Cara a cara

        Cara a cara

        Día tras día, Señor de mi vida,

        quede delante de Tí

        cara a cara.

        De manos juntas, quedaré delante de Tí,

        Señor de todos los mundos

        cara a cara.

        En este mundo que es tuyo,

        en medio de las fatigas,

        del tumulto, de las luchas,

        de la multitud agitada,

        he de mantenerme delante de Tí,

        cara a cara.

        Y, cuando mi tarea en este mundo

        estuviera acabada,

        oh Rey de Reyes, solo y en silencio,

        permaneceré delante de Tí,

        cara a cara.

        Amén.