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esfuerzo

El papa del milenio

El Papa del Milenio



Una profecía de Juliusz Slowacki, poeta visionario de mediados del siglo XIX, decía: “A un Papa eslavo le está deparado un trono... Valiente como Dios, afrontará las espadas. Para él, el mundo es fango”. Juan Pablo II, el primer Papa eslavo en la historia, cambia la escenografía del catolicismo: las plazas y los estadios son las nuevas catedrales. Los diarios le dedican grandes titulares.

El optimismo y el caracol

El optimismo y el caracol

 “Imaginemos un caracol, un caracol de jardín. Recorramos con la mente la espiral que decora su concha y que le sirve de casa. Pensemos en la manera en que disfruta la humedad después de la lluvia. Parecería que le entusiasma tanto como a algunos de nosotros cuando retozamos entre las olas del mar .

 En el interior de la cubierta de roca de un caracol, así como dentro del ser más admirable y amado se encierra la historia del cosmos. Conocerlos a profundidad sería entender en detalle cómo se originó el universo.

El narcisimo de los jóvenes

El narcisimo de los jóvenes

Los adultos han hecho de todo para que no les falte nada a sus hijos,
inducen a los jóvenes a que crean que tienen que satisfacer cada uno de sus deseos, confundiéndolos con la necesidad.
¿Es educativa esa manera de proceder?, ¿qué tipo de personalidad deseamos formar?

El día de hoy

 Mi trabajo es un trabajo como el de casi todos,

pero yo escojo qué clase de día quiero tener.

Hoy puedo amargarme porque tengo que trabajar

o puedo gritar de alegría porque tengo trabajo.

Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas,

o puedo reír porque las espinas tienen rosas.

Hoy puedo quejarme porque tengo que hacer las labores del hogar

o puedo sentirme honrado porque tengo un techo en donde vivir.

Hoy puedo frustrarme porque no tengo dinero,

o puedo estar satisfecho de mi ingenio para ahorrar.

Filiación divina, primera parte

Hay que saborear lo que decía San León Magno: “el don que supera todo don es que Dios llame al hombre su hijo y que el hombre llame a Dios su Padre” (Homilia VI in Nativitate, 4). Toda nuestra vida cristiana es una gran peregrinación hacia la casa del Padre.

La misión del Espíritu Santo es la esperanza, es convencernos de que somos hijos de Dios. Juan Pablo II dijo algo muy profundo: El hombre va descubriendo en sí mismo su pertenencia a Cristo, y en él, su dignidad, la elevación a hijo de Dios, comprende su dignidad de hombre.

Fidelidad a Dios

Los cristianos de la primera hora tenían un concepto altísimo de la dignidad de su llamada. Comprendían que es imposible ser cristiano de verdad y pactar al mismo tiempo con el pecado.

Un autor del siglo XVI, español, escribe: “Entre todas las cosas humanas, ninguna hay que con mayor acuerdo se deba tratar (...) que sobre la elección de vida que debemos seguir. Porque si en este punto se acierta, todo lo demás es acertado; y, por el contrario, si se yerra, casi todo lo demás irá errado”, escribe fray Luis de Granada (Guía de pecadores).

El sentido del esfuerzo

Me gustó la anécdota que leí, de un niño que encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa. Un día vio que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar: la mariposa luchaba por abrirlo más grande y poder salir... forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero. Parecía que se había atascado. El niño quiso ayudar con unas tijeras, y por fin la mariposa pudo salir de aquella cárcel que le aprisionaba. Tenía un cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.