Pasar al contenido principal

El valor del Amor

Caridad y cariño a los demás

Nunca se sabe lo que un niño va a decir: Al Leo Buscaglia, se le solicitó que fuera parte del jurado de un concurso. El propósito del concurso, era encontrar al niño más cariñoso. El ganador fue un niño de 4 años cuyo vecino era un anciano a quien recientemente se le había muerto la esposa. El niño, al ver al hombre sentado en una banca del patio y llorando, se metió al patio del anciano, se subió a su regazo y se sentó. Cuando su mamá le preguntó que le había dicho al vecino el pequeño niño le contestó:

─ "Nada, sólo le ayudé a llorar". 

Belleza del amor humano

El amor no es un tema más. Es el más importante para la vida humana. La aspiración más profunda y la experiencia más gozosa es la de amar y ser amado. También es lo que más se echa en falta y lo que más duele cuando no sale bien.

El amor humano posee una gran belleza y guarda promesas grandes. El auténtico amor no se queda sólo en el arrebato pasional, que es pasajero, sino que llega a descubrir a la persona, y ese amor se convierte en dar y darse.  

Apostolado personal

Hay muchas obras de misericordia materiales y espirituales. La principal obra de misericordia espiritual se resume en hacer apostolado: en preocuparnos porque los demás se acerquen a Dios. Lo que hace más perfecta a una persona es su amor a Dios; no es fácil saber quién ama más a Dios, pero si sabemos que la perfección humana es la perfección en el amor. Dios ha querido hacernos colaboradores suyos. La caridad de Cristo nos urge, dice San Pablo.

Angelus y Regina coeli

Todos los días, en algún lugar del mundo dan las doce –por el movimiento de rotación de la tierra-  y se reza el Angelus sucesivamente. Al rezar esta oración centrada en la encarnación del Verbo, nos sumergimos en la contemplación del misterio de Cristo. 

La costumbre de contemplar el anuncio del ángel Gabriel a María de Nazaret (Lc. I, 26-38) influyó en las comunidades cristianas de los primeros siglos en la comprensión del misterio de la encarnación. Dan fe de ello las aportaciones de los Padres, tanto orientales como occidentales. 

Amistad, noviazgo y alegría

La amistad y el noviazgo son relaciones maravillosa si el objetivo es conocerse, y compartir momentos y aficiones, sin olvidar que lo más fácil es enamorarse; y lo más difícil, permanecer enamorados.

Una cosa es que tu cuerpo ya esté preparado para tener relaciones sexuales, y otra cosa es que tu mente lo esté. ¿Quieres mucho a tu novio (a)? Pídele que te respete porque tú no eres objeto de placer. Pídele que te cuide, y que se cuide él, porque las relaciones sexuales prematuras bajan la autoestima.

Amar es acercar a la gente a Dios

Juan Pablo II recordaba: “Precisamente porque el hombre es un ser personal, no se pueden cumplir las obligaciones para con él si no es amándolo”  (Memoria e identidad, Planeta, México 2005, p. 165)

El apostolado se fundamenta en el trato personal, en la amistad y en el cariño, y así la confidencia surge espontánea. Hemos de ir por un plano inclinado con los amigos y con los hijos. Primero lo humano: la

Alegría en el noviazgo

El ser humano recibe la vida como un don y como una tarea. Está dotado para realizar múltiples actividades y para forjar una personalidad propia. Puede tener buenas o malas amistades que dan lugar a “encuentros” profundos o superficiales.

La sexualidad no es un juguete que podamos tomar o dejar a nuestro gusto. En cuanto entramos en su radio de acción, quedamos sometidos en buena medida a sus leyes implacables.

Adulterio y algo más

El amor es la vocación fundamental de todo ser humano. Todos deseamos amar y

ser amados sin equívocos. El don del cuerpo en la relación sexual es el símbolo de la donación total de la persona. Esto no se consigue con el adulterio pues esa pareja, al no ser verdaderos esposos, actúan con mentira como si lo fueran, falsean así uso de la sexualidad y se hieren a sí mismos en lo más profundo.