Cuaresma
Reflexión Tercer Domingo de Cuaresma A
Nos vamos a entretener hoy un momento con una mujer muy interesante del Evangelio: la Samaritana. ¿Qué decimos de ella cuando la miramos superficialmente? Pues... que tiene la cabeza llena de pájaros. Y que es una pieza de cuidado. Las mujeres tenían razón para temerla, porque el próximo “robo” podía ser el marido de cualquiera de ellas... Esto, lo que decimos nosotros.
Pero hubo uno que supo valorarla. ¡Y vaya corazón que se ganó con ella!... Una mujer que, convertida en la primera evangelizadora del Señor, dirá a sus paisanos:
La alegría de la conversión
En su reciente libro Luz del mundo Benedicto XVI diecinueve ocasiones utiliza la palabra “alegría”. No parece que se trate de una simple casualidad, sino que el contexto y la relevancia que adquiere el término sugieren que se trata de un aspecto medular de la fe y de la existencia cristiana sana: la vivencia profunda de la fe católica es inseparable de la auténtica alegría.
Una canción cambió mi sentido de la Cuaresma
Hace ya bastantes años, recuerdo que en cierta ocasión cuando se acercaba el tiempo de Cuaresma, mi madre me animaba a que fuera a unas pláticas cuaresmales que se organizarían en la parroquia. Me preguntaba:
-¿Por qué no te decides a asistir?
Como el típico adolescente rebelde le respondía:
-Porque son muy aburridas y asisten sólo “viejitos”. ¡Mejor, yo paso!
-Pero también estarán muchachos de tu edad. Además van a ir compañeros tuyos de la escuela. –volvía a la carga.
La otra Cuaresma
La Cuaresma es un tiempo providencial durante el que la creatura humana puede imitar a Cristo, en su retiro de 40 días en el desierto, a fin de experimentar un personal encuentro con Dios Padre, el mismo Dios que de Egipto liberó a su Pueblo para llevarlo al desierto y de allí a la Tierra prometida; el mismo Dios que habló por boca de Juan el Bautista para convocar al desierto a un bautismo de conversión para el perdón de los pecados; el mismo Dios que clama desde el desierto para dar conocer cuanto tiene que decir.
Cuarenta días para preparar la gran fiesta
Los cristianos con frecuencia no tenemos muchas de nuestras ideas claras por falta de estudio y formación. Celebramos la Navidad con una gran fiesta, lo que está muy bien porque es el día en que Cristo luz del mundo llegó para iluminar y dar sentido a nuestras vidas, pero después casi no hacemos nada para conmemorar el mayor día del año, el día de la resurrección donde Jesús vence a la muerte y confirma todo lo que había enseñado y profetizado, es el día del triunfo del Señor, sin la resurrección, como nos dice San pablo “Vana sería nuestra fe”.